Madrid (España).- Las dificultades que afrontamos en la vida pueden condicionar nuestro estado de salud general tanto a corto como a largo plazo. Es el caso, por ejemplo, de las penurias económicas en los primeros años de la juventud, que como muestra un reciente estudio pueden causar déficits cognitivos en la mediana edad. O asimismo, de los acontecimientos negativos, que en caso de no ser adecuadamente superados pueden provocar el desarrollo de trastornos de ansiedad o depresión. Sin embargo, parece que los reveses de la vida pueden tener un efecto, si cabe, más acusado en el organismo. Y es que según un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de la Columbia Británica en Vancouver (Canadá), la acumulación de estrés en la infancia, ya sea por causas económicas, sociales o traumáticas, provoca que nuestra esperanza de vida sea menor.
Concretamente, el estudio, publicado en la revista "Proceedings of the National Academy of Sciences", muestra que la longitud de nuestros telómeros es menor cuanto mayor es la cantidad de estresores que afrontamos a lo largo de nuestras vidas, muy especialmente durante la etapa infantil. Un aspecto a tener muy en cuenta dado que nuestra esperanza de vida se encuentra directamente a la longitud de los telómeros.
Como explica Eli Puterman, director de la investigación, "la acumulación de adversidades a lo largo de la vida se asocia a una probabilidad un 6% mayor de tener telómeros de menor longitud. Una situación que se presenta sobre todo como consecuencia de las adversidades durante la infancia. Así, nuestros resultados sugieren que la sombra de las adversidades en la etapa infantil puede presentarse una vez alcanzada la edad adulta en forma de envejecimiento celular".
- El tamaño importa
"Las adversidades en la infancia se asocian a telómeros más cortos"
Los telómeros son las regiones de ADN situadas en los extremos de los cromosomas que evitan que estos cromosomas sufran un deterioro cada vez que se dividen. Así, los telómeros juegan un papel crucial en la estabilidad del material genético y en el mantenimiento de la juventud de las células –y por extensión, de todo organismo–. El problema es que con cada división celular –o lo que es lo mismo, según envejecemos–, los telómeros se acortan. Y una vez alcanzan una longitud mínima crítica, las células entran en un estado de senescencia –es decir, envejecen hasta el punto de perder la capacidad de dividirse– o, simplemente, mueren. De hecho, la longitud de los telómeros es un buen indicador de la esperanza de vida de una persona. Sin embargo, parece que cumplir años no es la única causa para la reducción de esta longitud.
Para llevar a cabo la nueva investigación, los autores midieron la longitud de los telómeros de las células de las glándulas salivales de 4.598 adultos que, con una edad igual o superior a los 50 años, participaban en el "Estudio sobre Salud y Jubilación" de Estados Unidos, trabajo en el que ya habían informado sobre su situación financiera y su estrés tanto social como traumático a lo largo de su vida.
¿Qué es este ‘estrés social’?: Pues es el estrés que se deriva de las relaciones con los demás y del entorno social en general, fundamentalmente por una baja percepción que tiene una persona sobre sí misma. ¿El ‘estrés traumático’?: Pues la ansiedad o depresión que surgen tras un acontecimiento negativo –como el fallecimiento de un ser querido– que no llega a superarse del todo. Sería como un estrés postraumático pero de menor intensidad.
Los resultados mostraron que la longitud de los telómeros se asoció directamente a la cantidad de situaciones estresantes vividas por los participantes, muy especialmente durante su infancia. De hecho, la probabilidad de que un participante tuviera telómeros cortos se incrementó hasta un 11% por cada situación estresante adicional sufrida en su niñez.
- Envejecimiento prematuro
Entonces, el hecho de experimentar una situación traumática o una dificultad económica puntual en la infancia, puede acortar nuestra esperanza de vida. Pues no; hace falta un cúmulo de situaciones. Es más; los resultados también sugieren que el estrés social o traumático tiene una mayor influencia negativa sobre la longitud de los telómeros que las dificultades económicas.
Como concluyen los autores, "los eventos estresantes individuales no parecen asociarse a la longitud de los telómeros. Sea como fuere, nuestro estudio apoya las evidencias ya obtenidas previamente y que indicaban que las adversidades en la infancia pueden tener una influencia sobre el envejecimiento celular en la edad adulta".