Se define como el momento en que se produce la ultima menstruación como consecuencia de la pérdida de la función ovárica. Se puede determinar en forma retrospectiva luego de un período de 12 meses de amenorrea (falta menstual). La edad promedio es de 51 años.
Premenopausia: Período de tiempo anterior a la menopausia, en la cual pueden producirse cambios del ritmo menstrual o calores antes de la interrupción total del ciclo menstrual.
La menopausia representa una crisis vital en la vida de la mujer. Representa un cambio, el fin de una etapa (la etapa reproductiva) pero también representa el comienzo de otra que será buena o mala según se acepte el paso del tiempo.
- ¿Que síntomas presenta?
Trastornos endocrinos, Síntomas vasomotores, Alteraciones del sueño, Depresión, Sequedad de piel y mucosas, Atrofia urogenital, Problemas sexuales, Trastornos cardiovasculares, Osteoporosis.
= Síntomas vasomotores. Los calores o sofocos, son los síntomas más comunes que motivan la consulta en la mujer menopáusica. Se producen por un aumento de la temperatura de la piel, vasodilatación periférica, aumento de la frecuencia cardíaca y sudoración profusa. Es el resultado de una alteración en la circulación, con alteración en los mecanismos que sincronizan la temperatura periférica.
Son de aparición repentina, con calor en el pecho que se extiende a cuello y cara.
En el 35% de las mujeres estos síntomas están aún presentes de 5 a 10 años después de la menopausia. No se conoce exactamente el mecanismo por el cual estos síntomas son tan marcados en algunas mujeres y ligeros en otras. Es evidente que influyen en la forma en que cada mujer vive este período el estrés o las situaciones personales.
= Trastornos del sueño. Aparecen trastornos en la conciliación del sueño así como mujeres que se despiertan a la mitad de la noche y no pueden volver a dormir. Períodos de insomnio en parte incrementados por la aparición de calores nocturnos con sudación, crisis de ansiedad nocturna o irritabilidad.
= Alteraciones del estado de animo y depresión. Las alteraciones en el estado de ánimo son uno de los principales síntomas referidos por las mujeres en esta etapa de la vida. Sin embargo trabajos recientes cuestionan si estas alteraciones están relacionadas con los cambios hormonales.
Se refieren disminución de la energía, dificultad en la concentración, irritabilidad, agresividad, cambios de humor, depresión, sentido de frustración personal e intolerancia y ansiedad. Las mujeres refieren dolores de cabeza frecuentes e insomnio.
El 65% de las pacientes que consultan en este período tienen alguno de los síntomas referidos anteriormente.
También se ha demostrado el riesgo de sufrir episodios de depresión debido a cambios en los esteroides sexuales durante los fenómenos reproductivos (antes de la menstruación y después del parto). Es decir que se reportan cambios en el afecto como una función de las concentraciones de hormonas circulantes.
Pero debemos tener en cuenta la crisis vital que representa la menopausia mas allá de los cambios de niveles hormonales. Es una etapa de cambios: los hijos que crecen, los padres que, o están ya mayores o fallecen, ocurren las crisis de parejas, los balances etc. Dependerá de muchos de estos factores psicosociales y personales la forma en que una mujer determinada enfrenta su menopausia.
La contención emocional es fundamental en esta etapa de la vida de la mujer.
= Cambios en la piel y las mucosas. La vulva, vagina y uretra tienen gran cantidad de receptores de estrógenos y reaccionan ante la disminución de los mismos en la menopausia.
Esta atrofia puede iniciarse en la premenopausia. La mucosa de la vulva y la vagina pierde colágeno, tejido adiposo y se torna más delgada. Se observa acortamiento y estrechamiento de la vagina con pérdida de la elasticidad y falta de lubricación frente al estímulo sexual. Esto aumenta la probabilidad de traumatismo, infección y dolor, que se traduce por dispareunia (dolor en las relaciones) y dolor al examen ginecológico.
Existen en la actualidad muchos medicamentos que pueden mejorar esta situación por lo que es conveniente la consulta con el ginecólogo a fin de prevenir la aparición de estos síntomas.
= Cambios hormonales. Al disminuir la producción de estrógenos por los ovarios, el organismo aumenta la producción de la hormona FSH (folículo estimulante) que actúa incentivando la producción de estrógenos por los ovarios. Sin embargo pese a este aumento el ovario no puede aumentar su producción y los estrógenos siguen bajos. Si realizamos entonces un estudio hormonal vemos aumentadas las hormonas hipofisarias y disminuídas las hormonas ováricas.
Durante el climaterio declinan también los niveles de andrógenos relacionados con la función ovárica.
= Trastornos de la sexualidad. El principal problema sexual referido por la mujer menopáusica es la dispareunia (dolor en las relaciones sexuales) producido por la falta de lubricación y el proceso de atrofia urogenital y que afectan el deseo y la frecuencia sexual. Se ha demostrado una reducción del deseo sexual, encontrándose que mientras que en el grupo de los 50 años sólo un 7% refiere problemas de este tipo, entre el grupo de 60 años esta cifra asciende al 31%.
Existen actualmente terapias que mejoran esta sintomatología fundamentalmente en lo que se refiere a la lubricación vaginal.
= Trastornos cardiovasculares. El riesgo de enfermedad cardiovascular se incrementa después de la menopausia y puede igualarse a la del hombre. Representa la principal causa de muerte entre las mujeres.
Los estrógenos serían un elemento doblemente protector en el caso de enfermedad cardiovascular puesto que por un lado influyen en la circulación coronaria y periférica de la mujer postmenopáusica, produciendo dilatación arterial y aumentando el flujo sanguíneo a nivel de la circulación general; y por otro también actúan sobre el metabolismo de los lípidos reduciendo los niveles de colesterol. Su disminución en la menopausia incrementa los riesgos de enfermedad coronaria por estas dos vías.
Una mujer tiene 23% de riesgo de morir de una enfermedad cardiovascular; 4% de morir por cáncer de mama; 2.5% por fracturas o sus complicaciones; y 2% por otras neoplasias ginecológicas.
Este riesgo se ve incrementado por la obesidad, colesterol aumentado, hipertensión, diabetes, tabaquismo y sedentarismo.
= Osteoporosis. Significa hueso poroso y consiste en una disminución de la masa ósea (de la cantidad de hueso por unidad de volumen). La masa ósea es la cantidad de hueso (proteínas y minerales, fundamentalmente mineral de calcio) que presenta una persona en su esqueleto en un momento determinado. Depende de su edad, sexo y su raza. Sabemos, por ejemplo, que, a igualdad de edad y sexo, las personas de la raza negra tienen más masa ósea que las de la raza blanca o amarilla.
Los huesos sirven como reservorio de calcio del organismo y están sometidos a un remodelado continuo mediante procesos de formación y reabsorción, pues se trata de un tejido vivo, en continuo crecimiento o modificación, y no una masa rígida de mineral, es un proceso en el que el hueso viejo es removido y reemplazado por el hueso nuevo.
En etapas tempranas de la vida se forma más hueso que el que es removido, alcanzándose la mayor densidad y fuerza ósea entre los 25 y 35 años. A partir de esta edad el cuerpo remueve el hueso viejo con una velocidad mayor que con la que puede reemplazarlo. Existe una pérdida natural de masa ósea que conduce a una pérdida de la densidad o sea del contenido mineral del hueso. Esta pérdida suele ser muy lenta (alrededor del 0,5% por año), y dura el resto de la vida.
En los varones con un valor bajo del pico de masa ósea en la juventud, se puede llegar desarrollar la osteoporosis, pero es la mujer es quien más sufre esta patología con una frecuencia cuatro veces mayor que los hombres. En primer lugar, su valor de pico de masa ósea, alcanzado durante la época de la madurez esquelética, es inferior al del varón (hasta un 30-50% menor).
Además, con la menopausia, al cesar la producción de estrógenos (hormona femenina que cumple un importante rol en la absorción del calcio por los huesos), algunas mujeres, pueden sufrir una pérdida más acelerada y rápida de masa ósea que llega a producir la llamada osteoporosis postmenopáusica, sin duda la forma más frecuente de osteoporosis.
Además de la osteoporosis de la menopausia existen otros tipos de osteoporosis mucho menos frecuentes que pueden aparecer como consecuencia de enfermedades endocrinas, reumáticas e inflamatorias entre otras.
- Tratamiento
= Prevención
El mejor tratamiento de la osteoporosis es la prevención. Una ingesta adecuada de calcio y el ejercicio físico durante la adolescencia y la juventud, puede incrementar el pico de masa ósea, lo cual redunda en una reducción de la pérdida de hueso y en un menor riesgo de fractura en años posteriores. El consumo adecuado de calcio y de vitaminas durante la madurez es esencial para la salud del hueso. El caminar y los ejercicios de extensión de la columna pueden estabilizar o incluso incrementar ligeramente la masa ósea y mejorar el balance y la fuerza musculares, previniendo caídas y fracturas.
= Tratamiento médico
En situaciones de menopausia precoz, las mujeres pueden tomar estrógenos para prevenir la pérdida post-menopáusica de hueso, esto se conoce con el nombre de tratamiento hormonal sustitutivo o terapia de reemplazo hormonal, y requiere un estricto control ginecológico y una cuidadosa selección de pacientes. En su defecto o contraindicación, existen otros tratamientos como los Bifosfonatos (Alendronato o Etidronato) y la Calcitonina. Otros posibles tratamientos, actualmente en estudio, incluyen vitamina D, fluoruros y hormona paratiroidea.
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