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3/9/2011 

Por definición, la hipertensión pulmonar supone un aumento de la presión de la arteria pulmonar con valores mayores a 20 mmHg estando la persona en reposo y a 30 mmHg al realizar algún tipo de ejercicio o esfuerzo físico. Los síntomas indicativos del inicio de la enfermedad son la falta de aire sin causa justificada, la aparición de mareo, pérdida de conocimiento e hinchazón en piernas y tobillos.

Es una enfermedad de difícil diagnóstico. Sus síntomas desorientan a muchos médicos tratantes, quienes confunden esta patología con otras condiciones cardiopulmonares o con ataques de pánico, estrés o efectos colaterales del sobrepeso.

La enfermedad, que se estima afecta entre 600 y 2000 personas en la Argentina, suele detectarse tardíamente en su evolución, limitando las alternativas terapéuticas para el paciente. La frecuente asociación de los síntomas de la hipertensión pulmonar a otras enfermedades conlleva a una reducción del tiempo de sobrevida a menos de tres años, dado que no inician a tiempo los tratamientos existentes que podrían prolongarles la vida.

Los primeros síntomas suelen ser muy inespecíficos como falta de aire sin causa justificada, mareos, pérdida de conocimiento e hinchazón en los pies. Antes no se pensaba en la enfermedad porque había confusión en el diagnóstico. Los métodos de detección no son los que tenemos hoy en día. La educación con la que contábamos hace tiempo atrás justo antes de que aparecieran las medicaciones.

La primera droga vía oral indicada para esta patología -aprobada por la FDA de EEUU- fue el Bosentan, que no tiene mucha antigüedad, por lo que el conocimiento de la enfermedad tampoco.

La hipertensión pulmonar es una afección que por lo general carece de una causa identificable, aunque  comienza cuando los pequeños vasos que llevan sangre hacia los pulmones se estrechan, ocasionando un aumento de la presión en los pulmones. El incremento de la resistencia de estos vasos dificulta el flujo sanguíneo al órgano (impidiendo el normal intercambio de gases para la oxigenación del cuerpo) e implica que el corazón deba realizar un esfuerzo mayor para bombear suficiente sangre a esta área. Este proceso se traduce en la dificultad que presenta el paciente para respirar y resulta eventualmente en el agrandamiento cardiaco, que puede llevar a insuficiencia cardíaca, una vez que la enfermedad ya está en un estadio avanzando.

Es vital que las personas que presenten síntomas consulten con un cardiólogo o un neumonólogo porque, de esa manera, llegarán a un diagnóstico certero lo más pronto posible, tendrán una mayor sobrevida y se evitará que fallezcan tempranamente.

= Más info en: hipertensionpulmonarargentina.org




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