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29/5/2008 
Creció un 300% con pacientes de Europa, Latinoamérica y hasta Japón.

Los tours odontológicos ofrecen desde cirugías reconstructivas hasta blanqueos dentales. Cuestionamientos de los especialistas. Cuánto cuesta.
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Buenos Aires (Argentina).- Con el tipo de cambio favorable, muchos turistas llegaron a la Argentina en busca de sus conocidos atractivos. Pero desde hace cuatro años un nuevo fenómeno crece de manera sostenida: el turismo odontológico. La oferta prestacional es variada: desde el blanqueo de dientes hasta la colocación de carillas y coronas estéticas, a precios hasta tres veces más económicos que en otros lugares del mundo. La mayor cantidad de pacientes proviene de Ecuador, España, Alemania, Israel, Paraguay, Venezuela, México, Estados Unidos y hasta de Japón. En el país existen varias clínicas odontológicas que ofrecen estos paquetes turísticos, en conjunto con operadores de viajes. “Consiste en combinar en un viaje la posibilidad de conocer el país y realizarse un tratamiento con modernas técnicas de implantes y estética dental”, explicaron en las oficinas de Nobel Biocare, una de las compañías que presta este servicio en el mercado local. En la Federación Odontológica porteña cuestionaron estas prácticas que “sólo persiguen fines comerciales sin ninguna otra motivación que la económica”.

Desde 2005, la Argentina se ha transformado en el quinto destino en importancia en turismo médico del mundo, según registros de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica (ISAPS). El tratamiento preferido por los turistas es la colocación de implantes, una especialidad que involucra la realización de cirugía. “Estas prácticas han experimentado enormes avances que permiten soluciones muy rápidas –acordes con los tiempos de estadía de los visitantes– y con una resolución perfecta desde lo estético, de modo que en un solo viaje los turistas vuelven a su tierra con una nueva sonrisa”, explican en la empresa de capitales suecos.

A los 35 años, Silvia tuvo un accidente automovilístico en San Pablo, Brasil. Las secuelas fueron duras: una serie de traumatismos le dejaron los maxilares muy dañados. En un viaje a la Argentina, hace dos años, decidió hacer una consulta odontológica, previa búsqueda por internet, para saber qué posibilidades tenía de resolver su problema. Y lo logró. “La calidad de los odontólogos argentinos es un factor determinante, así como el acceso a técnicas de última generación para implantes”, dijo Roxana Chiesino, especialista en periodoncia y prótesis.

Ana tiene 45 años y es argentina, pero vive en Alemania. Vino a hacerse dos implantes. “El nivel es el mismo que en Europa, pero mucho más barato”, dijo Ana, quien además vino acompañada por una amiga de Alemania que se atiende en el mismo consultorio. “Muchos pacientes son amigos de gente que vive en la Argentina, o de otros pacientes que han sido atendidos aquí; funciona mucho el boca en boca, y la cantidad de consultas en el tiempo aumentó considerablemente”, dijo Chiesino. Fuentes del sector sostienen que el incremento supera el 300% en comparación con el período predevaluatorio.

Además de los honorarios y los gastos de insumos, el paquete puede incluir alojamiento, traslados, traductor o guía, evaluaciones cardiológicas y chequeos médicos. Según las fuentes, un paquete de estas características oscila entre los 1.500 y los 10.000 dólares. “Depende de la cantidad de implantes que se realicen y de los destinos que se incluyan en el tour”, se explicó.

EN CONTRA. En la Federación Odontológica de la Ciudad de Buenos Aires no están de acuerdo con estas “promociones”. El secretario de la entidad, Néstor Rubacha, dijo que “las empresas arman paquetes que mezclan el turismo con la atención odontológica, pero son actividades comerciales que no tienen nada que ver con lo profesional”. El odontólogo agregó que “desde el punto de vista científico se trabaja con el paciente como si fuera mercadería”. Los cuestionamientos también apuntaron a la supervisión sanitaria de los pacientes que “en general vienen por una semana y cuando se vuelven a sus lugares de origen nadie controla la evolución de los tratamientos”, afirmó Rubacha. “El odontólogo percibe generalmente el 30% de lo que cobra la empresa –a razón de unos 500 dólares por implante–, pero el peligro radica en que a los pacientes no se les efectúan los debidos estudios previos a la intervención”, sostuvo. Y agregó: “Lo único destacable es que se reconoce la calidad del trabajo profesional de los odontólogos argentinos”.




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