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16/7/2012 

Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud establecen que no se debe exponer el oído a ambientes de ruido superiores a los 65 decibelios.


Usar tapones en los conciertos y discotecas, alejarse de los altavoces y no exponerse a otras fuentes de ruido una vez terminado el espectáculo ayuda a prevenir las pérdidas auditivas que se producen en ese tipo de eventos y que, además, pueden provocar problemas "muy severos" en los oídos. La exposición a diversas actividades con ruidos de alta intensidad genera importantes daños temporales al oído, que cada vez están sufriendo con mayor frecuencia los grupos más jóvenes de la población.

Y es que, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecen que no se debe exponer el oído a ambientes de ruido superiores a los 65 decibelios. En cambio, en los conciertos de música el volumen puede llegar a más de 120 decibelios, el daño auditivo irreversible se ocasiona a los 130 decibelios.

En concreto, las exposiciones a niveles tan altos de ruido producen una descarga auditiva que genera fatiga en las células internas del oído y que producen una especie de "zumbido" y una sensación de presión y de pérdida temporal de la audición. Estos síntomas suelen desaparecer a las 24 horas aunque hay en ocasiones en las que continúan durante más tiempo y se hace necesario acudir a un especialista.

Por ello, se ha insistido en la necesidad de que se utilicen tapones cada vez que se acuda a un concierto y que, inmediatamente después de que finalice, se deje un tiempo prudencial antes de someterse a otras actividades que conlleven elevados niveles de decibelios --como estadios, gimnasios o discotecas--, con el fin de recuperar la fatiga a la que se han sometido dichas células auditivas.

En este sentido, se ha asegurado que el uso de tapones no disminuye la calidad de la música escuchada sino que se percibe con una menor intensidad y, por consiguiente, con un menor riesgo de sufrir una pérdida permanente de audición.

Es necesario concientizar a la población de estos peligros y, especialmente, a los más jóvenes porque son los que más se exponen a estos altos niveles de decibelios y no se dan cuenta de que más adelante pueden tener problemas irreversibles en los oídos.

De hecho, un reciente estudio publicado en junio por la revista americana "Otology & Neurotology" y dirigido por doctora del House Clinic y del House Research Institute, M. Jennifer Derebery, señala que el 72% de los adolescentes que acuden a un concierto de música pop experimentan una reducción en su capacidad auditiva.

Se recomienda un mayor cuidado de la salud auditiva a través de chequeos preventivos, por lo menos una vez al año. Los chequeos auditivos deben ser permanentes, sólo así podemos tener monitoreado nuestro sistema y actuar con eficacia ante cualquier problema detectado.




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