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10/8/2010 

En muchas ocasiones en la vida de todos nosotros la enfermedad física surge como resultado de un desequilibrio emocional que persiste a través del tiempo. No siempre las enfermedades tienen una causa exclusivamente orgánica.

 

Las crisis de vida que todos atravesamos en forma cíclica, llamase personales, de pareja, familiares o laborales tarde o temprano terminan enfermando al cuerpo por las emociones negativas que se expresan como tristeza, angustia, irritabilidad, agresividad, envidia, insatisfacción o vergüenza. Sentimientos éstos que si se cronifican o se repiten a menudo nos hunden en la ansiedad, el estrés y la depresión que actúan sobre distintas hormonas, provocando cambios en nuestro organismo. Nos hacen más sensibles al dolor, disminuyen nuestras defensas e influyen en distintas enfermedades. Hay estudios que relacionan el estrés con el cáncer.

 

Así es como comienzan a manifestarse las enfermedades psicosomáticas, es decir aquellas que se producen por falta de adaptación a nuevas situaciones sin poder ejercer su control.

 

Las personas que toleran mal los cambios emocionales (mudanzas, pelea familiar, divorcio, despido laboral, emprendimientos que fracasan) sufren más estrés y frustración, y por lo tanto pueden acabar con mayor facilidad en problemas de salud. Algunos estudios apuntan, por ejemplo, a una conexión entre el desequilibrio en la producción de neurotransmisores (dopamina, serotonina, noradrenalina) y el sistema inmune.

 

Nuestras emociones comienzan en el cerebro y fluyen a nuestro cuerpo, al igual que éste, por autoexigencias, influye en nuestras emociones. Son pacientes que consultan con frecuencia. Sufren y se sienten incomprendidos.

 

El 10 por ciento de los somatizadores niegan que el origen de su dolencia sea psicológico, y eso es un problema. Se estima que el 25 por ciento de todas las patologías conocidas tienen un origen psicosomático. En los últimos años debido a las numerosas crisis sociales y económicas que atravesamos, estas enfermedades se incrementaron aproximadamente un 30 por ciento.

 

-Síntomas más frecuentes en las consultas médicas

La enfermedad psicosomática más típica y frecuente es el colon irritable con distensión abdominal (por efecto gaseoso), le sigue el dolor de espalda. Solos o acompañados por debilidad, cansancio crónico, trastornos del sueño. Mareos, vértigos. Sequedad de boca. Gripe, asma o rinitis. Dificultad al respirar, palpitaciones, taquicardia, hipertensión arterial e infarto. Dolor en articulaciones, dolores reumáticos, calambres, dolor en el pecho, Náuseas. Trastornos de la conducta alimentaria (Anorexia, bulimia). Disfunciones sexuales. Trastornos del ciclo menstruación. Problemas de tiroides y obesidad. La mayoría de estos enfermos empeoran cuando sus emociones son negativas.

 

Las personas deprimidas y ansiosas tienen un peor pronóstico. Si a un enfermo de cáncer lo tratamos con antidepresivos, vive más tiempo. La propia depresión tiene efectos inflamatorios, una depresión mal tratada es nociva para la salud.

 

- Tipos de emociones

Las emociones positivas nos generan sensación de alegría y de refuerzo, nos hacen fuertes. Las negativas nos debilitan. Las emociones hacen que liberemos un neurotransmisor, la dopamina, que genera esa sensación positiva que se traduce en un bienestar general. También ocurre cuando somos amables, aunque la situación que vivimos sea en principio negativo y estresante. Ante la adversidad, con una actitud positiva también se obtiene una respuesta social positiva. Pero cuando lo que ocurre en el entorno provoca emociones negativas, la activación de nuestro cerebro cambia. Se liberan otro tipo de neurotransmisores, como la noradrenalina o la serotonina. El cerebro los necesita para muchas de sus funciones, pero en su cantidad adecuada. Cuando se liberan en exceso, pueden acabar alterando el equilibrio de nuestro cuerpo y provocar respuestas negativas.

 

En los casos en que nuestro organismo no responde de forma adecuada se corre el riesgo de enfermarse y esto sucede porque nos hacemos menos inmunes a las enfermedades, es como si nos diéramos por vencidos antes de luchar contra las situaciones de estrés. Es importante saber que el manejo de las situaciones estresantes depende de la capacidad de adaptación que tengamos (preparación, necesidades, expectativas y autoestima).

 

La forma en que se viven las situaciones y las emociones que se desencadenan depende, en buena parte, de la personalidad de cada uno. Aquellos que saben expresar sus sentimientos tienen mucho ganado. Saber reconocer el origen de esa emoción es clave para la salud.

 

- La solución es posible

1- Se requiere ayuda. La consulta con el médico que se especialice en el tema (clínico, psiquiatra, psicólogo) para que nos de las herramientas necesarias y superar la crisis por la cual se esta pasando.

2- Es posible recuperarse. Entendiendo de dónde provienen las molestias físicas que se sufren y modificando aquello que las provocan (estrés, autoexigencias, conflictos familiares o laborales, etc.)

3- Realice actividades sociales y recreativas. Lo ayudará a tener tranquilidad, valor, confianza y aumentar su autoestima. La idea es superar el estado emocional negativo para influir tanto en el origen como en el curso de la enfermedad.

4- En busca de la causa de su mal. No se logra con pruebas y tratamientos que se calcula que al sistema sanitario le cuestan nueve veces más que cualquier otro paciente, cuando en realidad la medicina psicosomática debería ser muy barata. "Cuesta tiempo, pero consiste en solo escuchar al enfermo quien dará la pista de lo que le sucede".

 

"La medicina psicosomática debería tenerse más en cuenta en la práctica médica"

 

 

Editorial del Dr. Sergio Zimmer
Director
Revista Proyecto Salud
Año 1 Nº 3 - Agosto 2010



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