Madrid (España).- Los hombres con sobrepeso son más propensos a la disfunción eréctil y las mujeres a la falta de deseo. Lo analizó un instituto español que notó un aumento en los índices de problemas sexuales.
Se presentaron en España estudios que relacionan al sobrepeso con mayores riesgos de tener impotencia y problemas sexuales.
Influyen los factores psicológicos, como la baja autoestima, y otros fisiológicos, relacionados con la grasa abdominal.
- Datos difundidos por el Instituto de Medicina Sexual de España
* Las mujeres con sobrepeso son más propensas a la falta de deseo, a la inhibición de la líbido. Se estima que el 68% de las obesas tiene insatisfacción sexual, mientras que sólo el 46,3 % de las mujeres de peso normal la presentan.
* Los hombres con sobrepeso tienen el doble de riesgo de presentar disfunción eréctil.
* Las personas obesas son 25 veces más propensas a sufrir problemas sexuales que aquellas que tienen un peso normal.
* Los problemas de peso generan dificultades que afectan a la comunicación con la pareja, en lo relativo a expresar los sentimientos y las necesidades.
Por lo tanto, los especialistas sugieren recuperar el peso corporal, para mejorar la actividad sexual. Ayudaría a potenciar las respuestas de nuestro cuerpo y, también, a sentirnos más sexys y dispuestos al placer.
- Cuando el cuerpo nos juega en contra
Nadie lo reconocería en público. Avergüenza, lastima. En la era del sexo libre y maratónico, confesar que uno en la cama la pasa mal o que el deseo lo esquiva es poco menos que un papelón. La sensación de fallar allí donde todo el mundo parece ser exitoso no es fácil de asumir, y suele representar un dolor enorme para una pareja. Pero... derribemos el mito: no es verdad que todo el mundo la pase bomba, y no es cierto que el disfrute del sexo sea algo al alcance de la mayoría.
Causas organicas, psicológicas y de situación pueden ser un obstáculo a la hora de llegar al orgasmo o de lograr una penetración. Pero... ¡buena noticias! Se pueden tratar, prevenir y erradicar de nuestras vidas.
Lo primero y principal es asumir que podemos pedir ayuda cuando el placer no llega, cuando el cuerpo lo impide o lo rechaza. Que podemos hablar sobre el tema con un ginecólogo o un especialista en sexualidad para despejar dudas o iniciar un tratamiento.
Las disfunciones sexuales en la mujer no suelen responder exclusivamente a causas físicas, pero hay enfermedades neurológicas o metabólicas que pueden producirlas. Hay problemas hormonales (como el hipotiroidismo), la diabetes avanzada o ciertas operaciones que pueden desencadenar un problema sexual. También la utilización de ciertos fármacos --como narcóticos, antidepresivos, antipsicóticos o medicamentos sedantes-- pueden provocar la anorgasmia.
También hay causas psicológicas más profundas que operan contra el placer sexual. Hablamos de conflictos edípicos no resueltos, duelos, antecedentes de abusos sexuales, depresiones, personalidades obsesivas o esquizofrénicas, ataques de pánico y hasta fobias sociales o sexuales (a la penetración, por ejemplo).
A veces nos cuesta hablar con el ginecólogo de este tema, pero es importante saber que los problemas de alcoba tienen solución. Que la sexología ha avanzado mucho. Basta con derribar prejuicios y tabúes para mejorar tu vida sexual, ese derecho que nos ganamos con siglos de esfuerzo.
- Seis de cada diez argentinas tienen problemas de insatisfacción sexual
Admiten que cuando se apaga la luz, se encienden los problemas. Viejos mandatos y tabúes hacen que no disfruten de su sexualidad.
Según un estudio realizado por el sector de Disfunciones Sexuales del Servicio de Urología del Hospital Durand, el 63% de las mujeres sondeadas manifestó dificultades para conectarse con el deseo. En menor proporción, hablaron también de aversión al sexo, problemas para llegar al orgasmo o lograr la excitación, miedos, dolores y otras interferencias. ¿Quiénes dan cuenta de esta realidad?: Ginecólogas, psicólogos, sexólogos confesores, parteras.
También instructoras de preparto que abren los ojos grandes cuando la apunto de ser mamá admite no saber distinguir las partes de su anatomía: no la sinuosa intimidad de la vagina, sino aquella que aflora y es pura piel y sensación y secreto a descubrir.
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