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8/2/2010 

Por el Dr. Sergio Zimmer.


Ciudad de Buenos Aires (Argentina).- El trastorno de estrés posvacacional es la dificultad para enfrentar las obligaciones que requiere la vuelta al trabajo.

Tiene que ver con la ansiedad de adelantarse mentalmente a lo que se viene tanto en la oficina como en el hogar. Es un trastorno muy común en la consulta médica. Provoca desde malestares físicos hasta síntomas depresivos. El 15% de los trabajadores lo experimentan al volver al trabajo.

Todo el año esperando las vacaciones y se terminan tan rápido. La vuelta a casa puede ser tan triste como alegre fue huir hacia el destino elegido para el descanso. Ponerse al día es una de las que más asusta, llegando incluso a provocar cuadros de estrés.

- El significado de volver al trabajo

Volver a las obligaciones y responsabilidades laborales después de días de relax es un momento difícil para todos. Implica la vuelta a las tensiones, las órdenes de superiores o bien la responsabilidad adicional de ser quien carga con el peso del éxito sobre las espaldas. Todo esto hace difícil de retomar el ritmo diario luego de días de relax, de placer, de pensar en uno mismo y de distensión en algún centro vacacional con el cual soñamos todo el resto del año.

Pero la realidad indica que hay que volver al cemento. Y ello conlleva para muchos lo que se denominó estrés postvacacional que puede ocasionar serios trastornos a la salud. Estos son algunos de los signos y síntomas físicos/psíquicos del retorno a la rutina:

• Dolor de cabeza

• Taquicardia

• Alteraciones digestivas

• Inapetencia

• Opresión en el pecho

• Bajón anímico

• Cansancio

• Pesadez del cuerpo

• Angustia

• Depresión

• Dificultad para conciliar el sueño

• Falta de concentración o bajo rendimiento

El estrés postvacacional tiene que ver con la ansiedad de adelantarse mentalmente a lo que se viene tanto en la oficina como en el hogar. La realidad es que volver a la rutina –laboral u hogareña- genera un quiebre mental. Y eso agota.

Tenga en cuenta que, si este estado dura más de 14 días y se siente que no se sale del bache es muy posible que se trate de algo más profundo y la consulta al profesional médico debe realizarse lo antes posible.

- La lentitud

Uno de los efectos que se hace notar cuando se retorna a la tiranía del reloj y la corbata es la “lentitud”.

No es que uno esté menos ágil, sino que no nos damos cuenta en esas situaciones la rapidez que le imprime a las actividades.

Es decir, recién cuando uno logra parar se da cuenta que vivía a un ritmo desorbitado y alocado.

- ¿Cómo empezar de nuevo?

Una vez que finalizaron los días gloriosos y el trabajo se avecina lo primero que surge es preguntarse cómo volver a la rutina.

1- Lo ideal es planificar la primera semana con tranquilidad, con las cosas más importantes solamente. Porque nada se va a venir abajo. La planificación, a su vez, tiene mucho que ver con la hiperexigencia y el sentirse imprescindible. El clásico “si yo no lo hago no lo hace nadie”. Si uno se siente imprescindible tiende a llenar su agenda.

2- Se aconseja un periodo de adaptación previa de 48 horas y no volver de las vacaciones pocas horas antes de sumergirse en el mundo laboral.

3- Readaptación al clima laboral. La primera semana es fundamental, porque se trata de la readaptación al clima laboral y una vez que esta pasó ya se engancha el ritmo.

4- Hay que bajar las exigencias para que el trabajo pueda ser disfrutado. Bajar el nivel de autoexigencia es favorable para poder disfrutar del trabajo.

5- Para que sea más fácil, lo mejor es hacerse una escapada en los primeros fines de semana u organizar salidas con amigos de manera tal de poder pensar en relajarse y recrearse de manera semejante a las vacaciones.

Existe actualmente una tendencia que tiende a evitar largos períodos de ocio, y optar por diversos momentos de vacaciones más breves a lo largo del año.

- Recuerde

= Planifique intervalos durante el año. El malestar se incrementa por la lejanía del próximo descanso. Lo ideal es planear una alternativa: una escapada de fin de semana o guardarse unos días para más adelante.

= Tome el ocio como un derecho. Aun no saliendo de vacaciones, hacerse un espacio para el placer. No llevar trabajo a casa los fines de semana y no trabajar desde el hogar es fundamental para darse cuenta de que el descanso ayuda a no caer en cuadros de estrés.

= Que el regreso sea gradual. Adaptarse al ritmo de las tareas cotidianas lleva entre dos y tres semanas. Exigirle al cuerpo y a la cabeza que se adapte de inmediato a la rutina es imposible. Por eso lo mejor es volver unos días antes, o en vacaciones levantarse y acostarse al mismo horario que lo hacemos durante el año.

- Descansar no es malo

En esta sociedad se tiene una manera de pensar productiva, entonces, “si no hago algo no sirvo. Tengo que estar todo el tiempo produciendo sino esta mal”.

Le recuerdo que el descanso es fundamental para recobrar las fuerzas y el equilibrio del organismo para su mejor rendimiento.

- Mida las consecuencias

Se ha constatado que en torno a un 25% de enfermos coronarios de entre 40 y 60 años son adictos al trabajo, con una entrega desproporcionada e irrefrenable a la actividad laboral a costa de suprimir la vida personal y familiar y de sacrificar otros aspectos gratificantes de la existencia humana.

Además la adicción al trabajo suele aumentar los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión, las alteraciones de los lípidos, el sedentarismo, la obesidad y el consumo de drogas químicas.

Evite el consumo abusivo de café, alcohol, tranquilizantes e hipnóticos que persigue neutralizar el agotamiento emocional que le amenaza.

- El retorno al trabajo es saludable

La vuelta a las actividades se debería disfrutar ya que se supone que es una fuente de estímulos de placer y de proyectos.

Pese a esto, frente a las condiciones sociales en las cuales estamos inmersos más la historia singular de cada uno de nosotros, estás situaciones pueden volverse agobiantes.

No obstante, la intensa actividad laboral, la vorágine en la que están inmersas las personas de los grandes centros urbanos y el estrés que ocasiona resultan a menudo frustrantes. Algunos necesitan vitalmente las vacaciones y se pasan buena parte del año soñando con ellas.

- No olvide

"El hecho es que todo se termina, y así como las vacaciones acaban también llegan"

 

Dr. Sergio Zimmer -

Médico, Periodista y Docente Universitario




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