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7/10/2019 

Varios estudios demostraron la asociación entre estrés, depresión, ansiedad y enfermedad cardiovascular. Ahora estudian lo contrario: el impacto de las emociones positivas. 


Ciudad de Buenos Aires (Agentina).- Suena bien, se comprobó que la actitud optimista no sólo disminuye la aparición de ciertas enfermedades, sino que hasta puede llegar a reducir la mortalidad. Durante muchos años se asumieron los modelos que se focalizan en las debilidades del ser humano. Sin embargo, existen otros parámetros más saludables, que entienden al individuo como una persona activa y fuerte, con una capacidad de resistir y salir adelante, a pesar de la vivencia de adversidades.
 
Las emociones y el corazón, muchas veces están en íntima relación. Órgano vital, ligado al amor, tristeza, sinceridad, temor, valentía, entre otras. “Desde hace tiempo, diferente estudios han demostrado que la gente que se siente aislada o padece estrés crónico, es más propensa a padecer enfermedades cardiovasculares. Por el contrario, se ha comprobado también qué las personas psicológicamente positivas tienen hasta un 50% menos de probabilidades de sufrir un problema cardíaco”, explica el doctor Hernán Provera, médico cardiólogo.
 
“Algunas trabajos rubrican que los médicos les damos en promedio once segundos a nuestros pacientes para que expliquen su problemática, antes de interrumpirlos. ¿No deberíamos escuchar más? Seguramente llevando a cabo ese ejercicio podremos entender mejor sus emociones y patologías”, reflexiona el especialista.
 
Actualmente la medicina cuenta con la certeza de que una situación de divorcio, una mudanza o un despido laboral pueden ser tan dañinos como tener el colesterol elevado, padecer hipertensión arterial o sufrir obesidad.
 
El bienestar y los factores psicosociales positivos se han relacionado con una menor incidencia y recurrencia de enfermedad coronaria y cerebrovascular. Así, el optimismo - definido como una actitud mental que interpreta positivamente los acontecimientos de la vida - es un recurso psicosocial asociado con la salud cardiovascular.
 
“La presencia de factores psicosociales positivos mejora la adherencia a tratamientos no farmacológicos y farmacológicos, lo cual reduce la necesidad de atención ambulatoria y hospitalización, la morbimortalidad cardiovascular y los costos de salud. Tener una actitud optimista no solo permite disfrutar mejor de la vida, sino que también la prolonga en tiempo”, comenta Provera.
 
Variables como el optimismo y la emocionalidad positiva favorecen la salud cardiovascular de las personas adultas. Por el contrario, la escasa habilidad para controlar emociones negativas que producen una experiencia emocional desagradable - como la ansiedad, el estrés, la ira y la tristeza - predice la aparición de enfermedades cardiovasculares.
 
“De los factores psicosociales considerados cardioprotectores, el optimismo fue el primero identificado y el que más se ha estudiado. El ritmo cardíaco es un fiel reflejo de nuestro estado emocional. El cuerpo interpreta esos latidos en relación al estado fisiológico emocional en el que se encuentra, pudiendo ser estados emocionales negativos, manifestados en estrés, tensión, miedo o estados emocionales positivos, exteriorizados en alegría, tranquilidad y paz. Las emociones afectan positiva o negativamente nuestra salud. El cuerpo habla y debemos aprender a escucharlo”, añade el doctor Carlos Reguera, médico cardiólogo.
 
La puerta para aprender y desarrollar las habilidades emocionales siempre está abierta. El cerebro es maleable y está predispuesto a aprender cosas nuevas. La inteligencia emocional es algo que sí es posible aprender, desarrollar y utilizar para éxito en todos los ámbitos de la vida diaria y para mejorar la calidad de vida.
 
La clave es trabajar sobre los estados emocionales para poder ser positivos.
 
Algunos consejos para lograrlo
 
- Ser agradecidos
 
- Enfocarse en lo que depende de uno
 
- Sonreír
 
- Dar incondicionalmente
 
- Celebrar pequeños logros
 
- Realizar actividad física
 
- Rodearse de personas positivas
 
- No criticar, no juzgar ni quejarse
 
- Aceptar las críticas
 
- Demostrar sentimiento genuino hacia los demás

- Ser caluroso en la aprobación y generoso con los elogios




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