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12/1/2019 

Temporada de playa y piletas. El dolor de oídos y la irritación de los ojos son de las afecciones más comunes y frecuentes de la temporada estival.


Ciudad de Buenos Aires (Argentina).- Ya arrancó a pleno la temporada de playa y piletas, con largas horas de exposición al agua, al calor y la humedad, situación que permite la proliferación de dolorosas otitis y molestas conjuntivitis e irritaciones oculares. Qué hacer para evitar la aparición de estas molestas afecciones.
 
El dolor de oídos y la irritación de los ojos son de las afecciones más comunes y frecuentes de la temporada estival. Ambas se producen por pasar muchas horas disfrutando del agua en piletas o el mar y suelen afectar mayormente a los chicos de entre 7 a 12 años. “Sin embargo, nadie está exento, ni siquiera los adultos, de padecer una otitis externa (OE), patología también conocida como la otitis del nadador o de las piscinas”, le explica el Dr. Juan Carlos Razetti, médico otorrinolaringólogo, miembro del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Italiano de Buenos Aires. “Se trata de una inflamación del conducto auditivo externo (CAE) causada habitualmente por una infección”, agrega.
 
Según explica Razetti, la humedad y las alteraciones del epitelio del CAE favorecen que la flora habitual provoque la infección. Los gérmenes más frecuentes son Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aureus. “El síntoma principal es la otalgia, que puede ser muy intensa, con un dolor que se acentúa al traccionar el pabellón auricular o al presionar el cartílago que precede al CAE. Es decir, el malestar aumenta cuando se lo presiona o al tocar o mover la oreja. También puede haber secreción, fiebre y si el conducto se encuentra muy inflamado, hipoacusia”, completa Razetti.
 
La Dra. Lorena Belli, otorrinolaringóloga de los Centros de Diagnóstico DIM, relaciona la OE no sólo como un fenómeno estacional relacionado con el mayor uso de fuentes de agua. “Algunas personas presentan conductos auditivos más estrechos y pueden ser más propensos a tener este tipo de afecciones”, dice. Y agrega: “Otras causas posibles son la limpieza excesiva del conducto con elementos no apropiados que generan traumatismos locales”.
 
- Diagnóstico y síntomas
Los principales síntomas son de inicio rápido (generalmente en 48 horas) y el primero de ellos es la otalgia (dolor agudo en el oído), que suele estar acompañado de calor en la zona y dolor al masticar. También puede aparecer hipoacusia o sensación de tener el "oído tapado". "De hecho, la fiebre es mucho menos frecuente en estos casos que en la otitis media aguda", explica Belli.
 
"El examen físico es fundamental para certificar el diagnóstico, aunque a veces se dificulta porque el paciente tiene muy sensible y dolorida la zona y se hace difícil el examen con el otoscopio". Puede o no haber otorrea (presencia y emisión de flujo purulento por el conducto auditivo externo), aunque no es un signo necesario para el diagnóstico.
 
El Dr Razetti agrega que la OE suele afectar a un solo oído, es decir, ser unilateral, aunque en un 10% de los casos, puede ser bilateral (dolor en ambos oídos). “Los más graves pueden constituir una verdadera infección del tejido celular subcutáneo (denominado celulitis), dice el médico. “Un 10% de la población la padece en algún momento de su vida, con un pico de incidencia entre los 7 y los 12 años, sin diferencias entre sexos”, agrega.
 
Según el Dr Razetti, hay que diferenciar la OE de la otitis media aguda (OMA), que es un proceso inflamatorio del oído medio, que puede ser bacteriana -causada por neumococo o por Haemophillus influenzae-, o por los virus que producen cuadros gripales. “En esos casos se manifiesta con síntomas como fiebre, dolor de oído, hipoacusia (disminución de la audición) y, en ocasiones, supuración del oído”, indica.
 
“La OMA es una infección del moco acumulado en la caja del tímpano (oído medio)”, explica el Dr. Martín Gruenberg, médico pediatra, en su libro "El pediatra en casa", todas las respuestas sobre la salud de tus hijos (Grijalbo). “La mucosa de la caja del tímpano, los senos paranasales y la nariz se encuentra libremente comunicada. Durante un resfrío común, el moco que se produce en la nariz se elimina por las narinas (rinorrea anterior) o hacia atrás a la vía digestiva (rinorrea posterior), explica el pediatra. “Por su lado, el moco que se produce en el oído medio debe drenar hacia la garganta a través de un tubo llamado trompa de Eustaquio. En la infancia, es muy común que el moco formado en el oído medio no drene hacia afuera adecuadamente, acumulándose y sobreinfectándose con bacterias. Este cuadro requiere tratamiento antibiótico”, añade Gruenberg.
 
- Tratamientos y prevención
En el caso de las otitis comunes en verano, los tratamientos suelen incluir el uso de antiinflamatorios y gotas óticas. “Una vez confirmado que se trata de otitis externa, es fundamental indicar antiinflamatorios y calor local para aliviar el dolor. De hecho, la gran mayoría de los casos se resolverá con gotas óticas de antibióticos. Esta terapia tópica debe administrarse dos o tres veces por día y generalmente con tres gotas por vez, según prescripción médica. En este punto, una clave para una rápida recuperación es colocar las gotas de forma correcta y dejarlas actuar en la zona por 2 o 3 minutos. En casos de mayor edema de la pared del conducto se indican antibióticos orales. El tratamiento debe mantenerse por 7 a 10 días corridos y se debe evitar mojar el oído”, explica la Dra. Belli.
 
“Para aquellos pacientes que han tenido más de un episodio, existen métodos preventivos, como la instalación en el conducto auditivo de soluciones oleosas o de aceite de oliva, entre otros, previos al día de pileta, o la utilización del secador de pelo en frío en el CAE, posterior a la jornada de piscina, y la colocación de gotas de alcohol boricado”, agrega Razetti y finaliza: “Siempre consultar con el médico porque existen complicaciones severas y, a veces, amerita otros tratamientos”.
 
Prevención de la OE
- Secar bien la zona tras salir del agua.
- Evitar estar en el agua durante mucho tiempo.
 
Cuidado de los ojos
Así como debemos proteger la piel de la acción de los rayos ultravioletas, los ojos merecen un cuidado especial en la temporada estival. Y no sólo por acción de la radiación solar. Permanecer muchas horas disfrutando del agua, tanto sea en piletas de natación como en el mar o el río, puede causar irritación de la vista, lo que predispone a padecer conjuntivitis estacionales. “En verano los casos por infecciones virales de conjuntivitis aumentan hasta un 20%”, dice la Dra Betty G. Arteaga, médica oftalmóloga del Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano de Buenos Aires. “Cada dos o tres años se producen brotes que deberíamos prevenir desde la concientización y la higiene”, afirma.
 
Cómo prevenirse
- Evitemos compartir toallas y refregarnos los ojos con las manos sucias
- Lavemos nuestra cara con agua y jabón al salir de la pileta o el mar 
- El uso de lágrimas artificiales puede ser nuestro aliado para mantener los ojos lubricados



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