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3/9/2016 

Cuando los miedos son irracionales o desproporcionados al objeto que los provoca, se denominan fobias, un trastorno de la ansiedad.


Ciudad de Buenos Aires (Argentina).- Fobia, palabra derivada de Fobos, en griego antiguo pánico, hijo de Ares y Afrodita en la mitología griega, la personificación del miedo, es un trastorno de salud emocional o psicológico que se caracteriza por un miedo intenso y desproporcionado ante objetos o situaciones concretas
 
El miedo es un sentimiento normal que nos pone en guardia ante un peligro o un riesgo real. Se trata de un elemento fundamental para que reaccionemos y nos defendamos cuando nuestras vidas se ven amenazadas.
 
Pero, ¿qué pasa cuando el corazón se acelera, aparece sudoración, los músculos se tensan y el pelo se eriza frente a un botón, un color o un nombre propio?
 
Existen en total más de 500 tipos de fobias.
 
Cuando los miedos son irracionales o desproporcionados al objeto que los provoca, se denominan fobias (trastorno de ansiedad). “No nos sirven para nada. Nos hacen ver cosas que no son y reaccionar de forma desmedida ante cosas que podríamos hasta disfrutar", dice el doctor Gustavo Bustamante, doctor en Psicología y presidente de la Fundación Fobia Club.
 
A su vez, tienen un componente de evitación que hace que el paciente se anticipe para prevenirlas. Si tiene fobia a los sapos, entonces no irá a un lugar donde pueda llegar a haber sapos. El problema en este caso aumenta dado que, cuando se trata de la casa de un amigo, puede afectar el vínculo.
 
"En general, el fóbico pone su atención en el futuro. Está pensando en lo que puede llegar a ocurrir. Tal vez está cómodo en el avión, pero empieza a pensar: "Y si comienza una turbulencia". "Y si se cae"", ejemplifica Bustamente. 
 
- Ser fóbico... ¿a qué?
 
Las fobias más comunes son: la claustrofobia (al encierro) , aerofobia (a viajar en avión), amaxofobia (a manejar), belonefobia (a sacarse sangre), emetofobia (a vomitar), Dentofobia (al dentista), Agorafobia (a los lugares abiertos), Aracnofobia (a las arañas) y más.
 
En el otro extremo, existen las fobias a botones, a nombres propios, a texturas, a cruzar la calle o al color verde, por ejemplo. Si bien parecerán absurdos, deben ser tratados.
 
El problema depende más de la constitución y personalidad del sujeto que del objeto que presumiblemente lo produce.
 
- Tratarse si o no
 
Lo importante es que todos estos miedos patológicos o anormales pueden y deben ser tratados.
 
“La mitad de los casos tiene un origen traumático. Casi todos tienen solución con muy buen pronóstico. A veces en 8 o 10 semanas el fóbico puede enfrentarse con más normalidad al estímulo”, asegura Bustamante. A su vez, explica que el trabajo que se realiza con los pacientes es “artesanal” según lo que se va exponiendo.  

Dar una explicación sobre la falta de peligro ante un miedo y estar en vivo frente al estímulo ayuda al fóbico a ir superándolo porque, generalmente, el fóbico tiene "información basura, que es tan fuerte, que la transforma en amenaza".  




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