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22/4/2016 

Los expertos advierten sobre lo importancia de no extraer la cera que se acumula. 


Michigan, (EEUU.- Los oídos son una de las zonas más sensibles de nuestro cuerpo. Su cuidado al limpiarlos es esencial para no causar inconvenientes, algunos graves. Tradicionalmente se ha tendido a retirar la cera que se acumula en los oídos, sin embargo, los expertos creen que esto es un grave error.
 
“Nunca hay que introducir nada más pequeño que tu codo en un oído”, enfatiza a la revista "Time" el doctor Martin Burton, profesor de Otorrinolaringología en la Universidad de Oxford. “Estos elementos extraños pueden dañar o irritar la piel extremadamente delicada del canal auditivo, permitir la entrada de bacterias o incluso perforar el tímpano”, agrega Burton.
 
Compuesta por células muertas de la piel, ácidos e incluso colesterol, la cera es antibacteriana porque atrapa y mata microorganismos que pueden producir enfermedades. En ese sentido, los expertos sostiene que el peor enemigo es el tan célebre hisopo. “Los hisopos suelen empujar los tapones más que retirarlos, lo que puede bloquear al canal auditivo”, informa Peter Svider, otorrinolaringólogo residente en la Wayne State University de Michigan, Estados Unidos.
 
Ya en un estudio realizado en 2004, se sugiere que el uso de un hisopo es la causa más frecuente de otitis externa en niños, por lo que recomienda evitarlo ya que los intentos de retirar el cerumen puede resultar en un cúmulo de cerumen que podría conllevar dolor, mareo, zumbidos en el oído (tinnitus) y requerir intervención médica. Asimismo, el uso de hisopos es una de las causas más frecuentes de la ruptura involuntaria de la membrana del tímpano.
 
¿Cómo retirar la cera? Es la pregunta más lógica.
 
Pero los expertos son claros: no hay que quitarla. Ya que la cerra lubrica el canal auditivo, repele la suciedad, el polvo e incluso los insectos.
 
Compuesta por células muertas de la piel, ácidos e incluso colesterol, la cera es antibacteriana porque atrapa y mata microorganismos que pueden producir enfermedades. De hecho, el picor de oídos se produce no por la presencia de cera, sino precisamente por su ausencia.

Hablar o masticar son ejercicios que permiten que el cerumen fluya hacia el exterior del canal auditivo, momento en el que sí se puede limpiar, mientras nos duchamos. “Al 99% de la gente le funciona así”, dice Svider. El 1% de la gente restante, en cambio, produce demasiada cera, lo que produce tapones. En este caso hay que recurrir a limpiezas realizadas por profesionales. 




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