A nivel mundial, en 2013 murieron 6,3 millones de niños menores de 5 años, en su mayor parte por causas prevenibles, cifra que representa un descenso de 200.000 muertes respecto de 2012 pero que, aun así, se sigue traduciendo en 17.000 decesos infantiles cada día.
Las principales causas de muerte de menores de 5 años son las complicaciones derivadas del nacimiento prematuro (17%), la neumonía (15%), las complicaciones en el preparto y el alumbramiento (11%), la diarrea (9%) y el paludismo (7%), en tanto la subnutrición origina casi la mitad de todas las muertes de menores de 5 años.
“Se registró un progreso espectacular y cada vez más rápido en la reducción de la mortalidad en la infancia, y los datos revelan que el éxito es posible incluso en los países que cuentan con pocos recursos”, declaró Mickey Chopra, jefe de los programas de salud mundial de Unicef. Y añadió que “países de todo el mundo están mostrando un creciente interés por garantizar la aplicación de intervenciones probadas, eficaces y rentables con las que poder salvar el mayor número de vidas posible”, aunque el informe advierte que “los esfuerzos no son suficientes”.
En el país, hace diez años el gobierno decidió crear un programa para que la disminución en la mortalidad infantil pudiera concretarse. Así nació SUMAR, un programa federal del Ministerio de Salud de la Nación que brinda cobertura de salud pública a más de 9 millones de personas e invierte recursos adicionales para fortalecer la red pública de atención de salud en todo el país y mejorar la calidad de atención de la población sin obra social.
Entre sus objetivos se encuentran contribuir a la disminución de la mortalidad materna e infantil; profundizar en el cuidado de la salud de los niños/as en toda la etapa escolar y durante la adolescencia; mejorar el cuidado integral de la salud de la mujer, promoviendo controles preventivos y buscando reducir la muerte por cáncer de útero y de mama.
El programa realiza una articulación con las obras sociales provinciales para lograr una agenda común entre el sector público y el de la seguridad social compartiendo la misma visión de política sanitaria. También apunta a promover un único modelo de prestación y alcanzar un sistema de salud más equitativo y eficaz.
Por último, entre las conclusiones del relevamiento se destacó que los chicos nacidos en Angola, el país con la tasa de mortalidad de menores de 5 años más elevada del mundo (167 por cada mil nacidos vivos), tienen 84 veces más probabilidades de morir antes de cumplir los 5 años que los que nacen en Luxemburgo, que tiene el índice más bajo: 2 por cada mil. “Dentro de un mismo país son factores clave la riqueza relativa, el nivel educativo y la ubicación: el riesgo de un niño o niña de morir aumenta si nace en una zona rural remota, en un hogar pobre o de una madre que no ha recibido educación”, apunta el informe.