Los dos continuaron con el tratamiento contra el sida, pero uno lo abandonó hace cuatro meses y el otro hace siete semanas. Entonces, el VIH, que antes del trasplante era fácilmente detectable en la sangre de los hombres, se volvió 'invisible'. Henrich explicó que las células del donante habrían sustituido a las de los pacientes.
De momento, advierte el especialista, no se puede hablar de curación. Es "demasiado pronto" para decir con certeza que el virus ha desaparecido de sus cuerpos por completo. No obstante, ambos llevan alejados del tratamiento antirretroviral entre 15 y 7 semanas, respectivamente.
"Un seguimiento de al menos un año será necesario para entender el impacto total de un trasplante de médula ósea en el virus del sida", manifestó el científico, que también es profesor en la Escuela Médica de Harvard.
Aunque Henrich expone que la terapia con células madre "no es una opción viable para su uso generalizado al ser muy cara", sí afirma que estos casos "pueden abrir nuevas vías para luchar contra la enfermedad". Precisamente, señala que ésta "afecta a unos 34 millones de personas en todo el mundo".
Además, sostiene que existe "diferencias importantes" entre estos dos enfermos y el caso de Timoteo Ray Brown 'el paciente de Berlín', que se convirtió en la primera persona curada de VIH tras recibir un trasplante de médula ósea para la leucemia en el año 2007.
Así, explica que este último recibió células madre de un donante con una mutación genética rara (con resistencia al virus), mientras que a los dos de Boston se les administraron células sin la mutación. De cualquier manera, lo que queda claro es que el virus "ya no es una sentencia de muerte", concluye Henrich.