Madrid (España).- El cáncer de mama es el tumor más común en las mujeres. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, representa el 16% de todos los cánceres femeninos. Sin embargo, sólo un pequeño porcentaje (entre el 5% y el 10%) de estos tumores son hereditarios.
Como Angelina Jolie, algunas mujeres tienen determinadas mutaciones en su genoma que son hereditarias y aumentan tremendamente su riesgo de padecer un cáncer de mama y de ovarios. En el caso de la actriz, la alteración está en el gen BRCA1, pero también se sabe que BRCA2 eleva de forma muy considerable las posibilidades de sufrir un tumor de este tipo.
En concreto, las portadoras de estas mutaciones tienen entre un 60% y un 84% de posibilidades de desarrollar cáncer a lo largo de sus vidas, según las estimaciones. "El riesgo que estas mujeres tienen de padecer un cáncer de mama y ovario es 10 veces superior al del resto", aclara Ignacio Blanco, responsable de Consejo Genético del Instituto Catalán de Oncología (ICO). Del mismo modo, también es significativamente más alta la probabilidad de que, en estos casos, el cáncer aparezca a una edad temprana.
Sin embargo, no hay datos concluyentes que avalen que este tipo de cánceres presente una mayor agresividad.
Según este especialista, la cirugía no es la única opción que tienen las mujeres portadoras de BRCA1 o BRCA2. Además de la recomendación de llevar unos hábitos de vida saludables, para reducir al máximo el riesgo, también se valora la posibilidad de intensificar la vigilancia de estas mujeres -a través de pruebas como la resonancia magnética- para diagnosticar y detectar de forma precoz cualquier malignización.
En Estados Unidos, aclara Blanco, "aproximadamente el 50% de los casos optan por la cirugía", pero en nuestro país, este porcentaje es mucho menor. "Alrededor del 10% según nuestros datos", confirma el especialista.
En estas decisiones intervienen muchos factores culturales, sociales, de visión del propio cuerpo, lo que explica esta variabilidad entre países, comenta.
"Lo importante es que haya una comunicación fluida entre médico y paciente para que esta pueda valorar bien sus opciones y tomar una decisión teniendo toda la información posible", señala.
La cirugía sí reduce en un 90 o 95% las posibilidades de desarrollar un cáncer, aunque no elimina por completo el riesgo de que aparezca, añade Blanco. Por otro lado, "ningún estudio ha conseguido demostrar hasta el momento que esta medida consiga aumentar la supervivencia de las pacientes", subraya.
Según este especialista, quienes deciden someterse a una cirugía son, habitualmente, las mujeres que han sufrido un "fuerte impacto vital a causa del cáncer". Así, aquellas que han sido cuidadoras de una afectada y han tenido una mala experiencia suelen ser más proclives a pasar por el quirófano.
Lo que permite conocer si una mujer es portadora de BRCA1 y BRCA2 es un test genético que a Jolie le ha costado más de 3.000 dólares y en España se hace de forma gratuita en las Unidades de Consejo Genético. Generalmente, esta prueba sólo se realiza en los casos en los que hay varios antecedentes familiares de cáncer o cuando existe una sospecha fundada.
Si entre los parientes directos hay tres o más casos de cáncer de ovario o mama (incluidos los varones), se considera que las pruebas son pertinentes. Asimismo, la aparición del cáncer antes de los 30 años o la detección de determinadas características en el tumor también pueden hacer pensar en la necesidad de un test genético.
"En mi opinión, esta prueba no debería generalizarse, sino sólo utilizarse cuando la historia familiar o del paciente arroje un cierto grado de sospecha", aclara Blanco.
- El caso A.J.
"Mi madre luchó contra el cáncer durante casi una década, y murió a los 56 años. Vivió el tiempo suficiente para ver al primero de sus nietos y para mantenerlo en sus brazos. Pero mis otros hijos nunca tendrán la oportunidad de conocer y experimentar cómo era ella". Así comienza el artículo, titulado 'Mi elección médica' y publicado en 'The New York Times', en el que Angelina Jolie revela que se ha sometido a una doble mastectomía para prevenir el cáncer.
"Quería escribir esto para decirle a otras mujeres que la decisión de someterse a una mastectomía no fue fácil. Pero ahora estoy muy contenta de haberlo hecho. Mis posibilidades de desarrollar un cáncer de mama se han reducido de un 87% a menos del 5%. Puedo decirles a mis hijos que no tienen que temer porque me vayan a perder por un cáncer de mama", confiesa Jolie.
En el artículo, la actriz, de 37 años, recuerda como su madre falleció con 56 años de un cáncer. "Mis médicos estimaron que tenía un riesgo del 87% de padecer cáncer de mama y el 50% de padecer cáncer de ovario", explica.
Como ella misma explica, sólo una pequeña proporción de los tumores de mama son hereditarios (entre el 5% y el 10%). En su caso, los médicos le han indicado que es portadora de uno de los dos genes causantes de estos casos familiares, BRCA1, que aumenta tanto el riesgo de cáncer de mama como de ovarios. Estas mujeres (con varios antecedentes de afectadas en su familia) son sometidas a revisiones muy estrechas, e incluso existe algún fármaco para tratar de reducir su riesgo natural de desarrollar la enfermedad.
Sin embargo, muchas optan llegado un momento por este tipo de mastectomía profiláctica, que no elimina completamente pero sí reduce drásticamente el riesgo de cáncer. La incidencia de esta drástica cirugía ha aumentado en EEUU en los últimos años, pero no es una cirugía sencilla y es la mujer quien tiene la última palabra.
"Una vez supe cuál era mi realidad, me decidí a tomar la iniciativa y reducir al mínimo el riesgo. He tomado la decisión de realizarme una doble mastectomía preventiva. Empecé con los pechos, ya que mi riesgo de cáncer de mama es más alto que el riesgo de cáncer de ovario, y la cirugía es más compleja", continúa.
Jolie confiesa, además, que su recuperación finalizó el pasado 27 de abril después de tres meses de "tratamientos médicos" y se enorgullece de que durante todo este tiempo lo ha conseguido mantener en privado y continuar con su trabajo.
El proceso al que se ha sometido la actriz comenzó el pasado 2 de febrero con la técnica que se denomina 'nipple delay', una técnica de cirugía plástica para que los efectos de la mastectomía no dañen estéticamente al pezón. "Esto causa un poco de dolor y un montón de moretones, pero aumenta la posibilidad de salvar el pezón", asegura.
"Dos semanas más tarde tuve la cirugía mayor, donde se extrae el tejido mamario (...) La operación puede llegar a durar ocho horas. Te despiertas con tubos de drenaje y expansores en tus senos. Te sientes como en una escena de una película de ciencia-ficción. Sin embargo, días después de la cirugía, se puede volver a una vida normal", cuenta.
Y continúa: "Nueve semanas más tarde, la cirugía final se completa con la reconstrucción de los senos con un implante. Ha habido muchos avances en este procedimiento en los últimos años, y los resultados pueden ser hermosos".
La actriz y directora finaliza su relato explicando por qué ha decidido contar su operación. "He decidido no mantener mi historia en secreto porque hay muchas mujeres que no saben que podrían estar viviendo bajo la sombra del cáncer. Tengo la esperanza de que ellas, también, sean capaz de obtener pruebas genéticas, y que si tienen un alto riesgo que ellas también sepan que tienen opciones".
"La vida viene con muchos desafíos. Los que no nos deben asustar son los que podemos asumir y controlar", termina.