El estilo de vida moderno, sobre todo el urbano, alargó las jornadas de trabajo en perjuicio del ocio y el tiempo libre. Hoy, relajarse y descansar puede ser, para muchos, imposible. Luego vienen las consecuencias: estrés; síndrome del quemado (burnout); depresión; abulia, por nombrar algunas que no sólo afectan a los grandes, sino también a los chicos.
- Reflexiones y consejos que ayudan a “parar la pelota”
1- “El imaginario social no habilita ni fomenta la necesidad de detenerse a ocuparse de uno mismo, cuando es esencial para el bienestar de una persona. El tiempo libre es fundamental porque implica un disfrute emocional y físico”. Licenciada Rosina Duarte, Clinicar.
2- “Se puede aprender algo nuevo, leer un libro o simplemente escuchar música. La meditación (Mindfulness) practicada de forma regular reduce los niveles de glucocorticoides, activados ante el estrés. Hacer ejercicios o actividades recreativas de forma cotidiana y regular es básico para estar saludables”. Doctor Francisco Medina, Instituto de Neurología Cognitiva.
3- “El entrenamiento físico debe ser un oasis en la vorágine, no parte de ella. Cuando entrene, desconéctese del celular, las noticias y los problemas del día. La actividad física debe ser un cable a tierra para manejar el estrés, no para acentuarlo. Deje que las endorfinas (hormonas del bienestar) hagan su trabajo”. Doctora Patricia Sangenis, cardióloga, especialista en Medicina del Deporte.
4- “Cuando nos exponemos a largos períodos de estrés hay que reforzar el sistema inmunológico con vitamina A (zanahorias, verduras de color verde oscuro y frutas amarillas y naranjas); vitamina C (ají, brócoli, cítricos); ácido fólico (legumbres, espinaca o acelga); y zinc (pescados, hígado, semillas)”. María Cristina Gamberale, nutricionista.
5- “Conéctese a diario con la naturaleza. En su trabajo puede incorporar una fuente de agua, cuyo tenue sonido es un gran relajante. También, usar hornillos con aceites esenciales de flores (lavanda, jazmín, geranio). Decore sus espacios con tonos pasteles: beige (tranquilidad); lavanda (equilibrio); y durazno (calma)”. Patricia Traversa, especialista en Feng Shui.
6- “Es fundamental distinguir el cansancio por actividades que nos gratifican y vitalizan (estrés bueno) del otro, cuando estamos saturados de cosas que no nos gustan y nos frustran (estrés malo). No se trata, entonces, de ‘desenchufarse’, sino de hacer lo que queremos hacer. Lila Isacovich, Fundación Buenos Aires.
7- “A veces, no alcanza con relajarse y parar a tiempo: hay que aumentar nuestro caudal de energía tomando más conciencia de la forma de alimentarnos, relacionarnos, entrenar y descansar nuestro cuerpo”. Sol Montenegro, Instructora de Método DeRose.
8- “La solución del estrés no se encuentra fuera del ámbito habitual de cada individuo. El real desafío es encontrar bienestar manejando las contingencias cotidianas”. Dr. Daniel López Rosetti, Presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés.
9- “El ritmo que cada persona le imprime a su vida depende de sí misma y está a su alcance modificarlo. Mucha gente adjudica sus corridas e imposibilidad de parar a las demandas de otros. Resulta más sencillo echarle la culpa al afuera”. Lic. Mirta Dall’Occhio, Hémera, Centro de Estudios del Estrés y la Ansiedad.
10- “Vivir tenso o preocupado no debe confundirse con 'ser responsable'. El grado de responsabilidad no está asociado a la cantidad de preocupaciones que uno tenga, uno puede ser responsable y no por ello vivir abrumado”. Lic. Marina Sinaí, Hémera.
- Señales de alerta
“El estrés es lo contrario a la relajación -explica el psiquiatra Francisco Medina-. Puede venir tanto de frustraciones y adversidades (fallecimiento, divorcio, despido), como de eventos positivos (ascenso, casamiento, nacimiento). Por otro lado, el estrés agudo (breve, temporal) puede enfocarnos en una tarea e incluso salvarnos la vida. En cambio, el estrés crónico (duradero) provoca problemas físicos severos de larga duración y trastornos mentales”.
Dolores de cabeza, musculares, irritabilidad, somnolencia o insomnio son algunas de las primeras señales. “El cuerpo primero susurra, luego levanta un poco la voz y, por último, grita”, grafica el cardiólogo Daniel López Rosetti. Para los especialistas, identificar correctamente los síntomas y estresores es el primer paso. Luego, no dudar en apoyarse en familia, amigos y, en caso de continuar la tensión, consultar con profesionales.