El Día del Amigo, una idea nacida en la Argentina que se expandió por el mundo.
Podría parecer una dulce venganza ante tanta importación de festividades. Pero, sin dudas, iría en contra del espíritu que lo impulsó.
La Argentina también ha sabido exportar festejos, más precisamente el que celebra El Día del Amigo, creado por el profesor de psicología, músico y odontólogo Enrique Ernesto Febbraro quien, con la idea de conectarse con el resto del mundo, el 20 de julio de 1969 envió más de 1000 cartas a personas que vivían en diferentes países. Su tarea se llevaba a cabo con un lema: "Un pueblo de amigos es una Nación imbatible", y destacaban que sería una celebración ética, sin fines de lucro ni de fomento al consumo.
Febbraro fué candidato 2 veces al Premio Nobel de la Paz.
La respuesta no tardó en llegar: unas 700 personas le respondieron su misiva y, enseguida, quedó instaurado el 20 del julio como Día Internacional del Amigo.
La elección de la fecha no fue al azar: ese día, el hombre pisó por primera vez el suelo lunar, lo que fue interpretado por Febbraro como un signo inequívoco de unidad.
El paso de los años comprobó que su iniciativa tuvo éxito:
Cada 20 de julio los amigos que viven en la Argentina, Brasil, Uruguay y España se reúnen en casas, bares y restaurantes para brindar por su amistad. Otros países se hicieron eco de la iniciativa pero lo festejan en diferentes fechas.
Sin embargo, la Argentina no fue el primer país en celebrar el Día del Amigo. Paraguay se ganó ese título al impulsar, en 1958, la Cruzada Mundial de la Amistad. Fue ideada por el doctor Ramón Artemio Bracho, que eligió el 30 de julio como día para estrechar los lazos de amistad.
A pesar de que en la Argentina el 20 de julio está muy instalado, hubo varias iniciativas para intentar cambiarlo.
Por ejemplo: tras la muerte del escritor Roberto Fontanarrosa, el 19 de julio de 2007, surgieron cadenas de correo electrónico para instaurarlo como el "Día de la Amistad". La justificación estaba escrita en el cuerpo del mensaje: "Celebrarlo el 19 sería homenajear a un personaje que hizo pasar momentos felices, emocionar, reír y reflexionar a muchas personas".
- ¿Cómo se hace un amigo? ¿Dónde se lo encuentra?
El profesor Febbraro comentaba que en cualquier parte: en el bar, en la oficina, en otra ciudad, en aquel país, a la vuelta de la esquina, a través de Internet, viajando, entre los animales y las plantas, o en el mundo de las ideas.
Sólo hace falta alguna disposición a amar, a escuchar, a comprender, a abrirse al otro, a dar, a sentir placer de compartir su dicha y de acompañarlo en su pena.
- ¿Cómo se conoce al amigo?
"Es fácil, porque no se lo ve, se lo siente", decía Febbraro. También apuntó que "mi amigo es mi maestro, mi discípulo y mi condiscípulo. El me enseña, yo le enseño".