El mioma del útero es un tumor benigno que se desarrolla a partir del músculo liso que forma parte de las paredes de dicho órgano genital femenino.
Habitualmente son múltiples y de tamaño variable, pudiendo alcanzar los 20 centímetros de diámetro. Se estima que aproximadamente una de cada cuatro a cinco mujeres de más de 35 años edad padecen de este tipo de tumores. Una de sus características principales es su dependencia a los estrógenos, por lo que su presentación se produce en la edad fértil de la mujer.
Pueden aumentar de tamaño durante el embarazo, donde se aprecia una mayor producción de hormonas sexuales, y con la toma de anticonceptivos orales y los tratamientos con estrógenos.
El mioma uterino es un tumor benigno. El útero es el órgano hueco, en forma de pera invertida, donde se desarrolla el feto.
- ¿Quién es más propenso a padecerlo?
A medida que aumenta la edad, aumenta el número de mujeres con miomas y cuando se llega a la menopausia suelen disminuir por falta de estímulo hormonal.
La mayor incidencia ocurre entre los 35 y los 49 años de edad, pero aproximadamente un 20% de las mujeres presentan miomas entre los 20 y 30 años, un 30% entre los 30 y 40, y un 40% entre los 40 y 50 años.
En las mujeres de raza negra, los miomas son de 3 a 9 veces más frecuente que en las de raza blanca. Parece ser que el factor genético juega un papel importante en el desarrollo de los mismos.
- Cuadro clínico
Más de un tercio de los miomas no dan síntomas. Los síntomas iniciales pueden ser cualquiera de los siguientes: Sensación de plenitud o presión en el bajo abdomen. Hemorragia o flujo no relacionados con la menstruación, Dificultad o dolor al orinar, Dolor en el área de la pelvis, Aumento del perímetro (tamaño) abdominal. En muchas mujeres estos tumores no producen síntoma alguno, por lo que son detectados casualmente en un examen de rutina o al realizar una ecografía pelviana por otro motivo de consulta.
- Diagnóstico
1. Examen pélvico. Durante el examen, el médico hara un palpamiento para detectar masas o cambios en la forma del útero.
2. Ecografía pélvica o transvaginal. Exploración indolora de la pelvis con ultrasonidos. El mioma se ve como una imagen sugestiva de tumor sólido.
- Tratamiento
1. Tratamiento medicamentoso
2. Tratamiento quirúrgico v Tratamiento Medicamentoso
Consiste en un tratamiento hormonal, de diferentes tipos, incluidos los medicamentos agonistas de la GnRH. Con este tratamiento se reduce el tamaño de los miomas, pero tiene el inconveniente de que cuando se interrumpe el tratamiento los miomas vuelven a crecer. Por lo tanto se suele utilizar sólo temporalmente hasta que se decida la solución definitiva. v Tratamiento Quirúrgico
- Existen diferentes tipos de cirugía
- Miomectomía: consiste en la extracción de uno o más miomas a través de cirugía abriendo el abdomen, o a través de un pequeño orificio (laparoscopia). Este tratamiento tiene la desventaja, de que en un 35% de las pacientes vuelven a aparecer los miomas. Por otra parte, la paciente es sometida a una cirugía y por lo tanto el periodo de recuperación después de la operación es largo.
Otras complicaciones que pueden producirse son la formación de adherencias entre los órganos de la pelvis (trompas, ovarios, útero e intestinos), que pueden llegar a provocar dolores. También hay que decir que a veces durante este tipo de cirugía hay que acabar quitando todo el útero, debido al tamaño del mioma, a problemas de sangrado durante la cirugía...
- Resección histeroscópica: este tipo de intervención se realiza es el ideal, en los casos de miomas submucosos. Tiene la ventaja de que la recuperación es muy rápida, no se quita el útero y no se suele hacer con anestesia general.
- Histerectomía: consiste en extraer el útero totalmente (cuerpo y cuello) o parcialmente (sólo el cuerpo). Se puede hacer abriendo el abdomen (histerectomía abdominal) o a través de un orificio (histerectomía laparoscópica). Algunas veces también se extraen los ovarios y trompas (histerectomía total con anexectomía bilateral). 1. Miomectomía. Extirpar sólo el mioma. Puede hacerse en tumores únicos y accesibles, en mujeres en edad fértil, y es deseable por cuanto se conserva la matriz. 2. Histerectomía. Una operación en la cual se extrae todo el útero. Es necesaria cuando el mioma es múltiple, poco accesible, o cuando la conservación del útero no es imprescindible (después de la menopausia, por ejemplo).
- Pronóstico y complicaciones
Antes de la menopausia, los miomas suelen crecer lentamente. Sus principales complicaciones son: - Infertilidad por problemas en la implantación del huevo. - Sangrado importante que precise cirugía de urgencia.
- Embolización (Procedimiento mínimamente invasivo)
La embolización consiste en interrumpir el flujo sanguíneo de las arterias que alimentan los miomas.
Con este procedimiento se detienen las hemorragias, y se reduce el tamaño de los miomas. Por otra parte, se evitan procedimientos más agresivos, como la miomectomía (cirugía para extraer los miomas) o la histerectomía (extirpación del mismo útero). La parte sana del útero seguirá recibiendo sangre por otras arterias.
- ¿Cómo se hace? La paciente es valorada en primer lugar por un ginecólogo, que es el que hace la sospecha diagnóstica. A continuación, se le realiza una ecografía y/o Resonancia magnética, para definir bien el número de miomas, su tamaño y la localización; así como una analítica de sangre de rutina. La embolización es realizada por el radiólogo intervencionista, en una sala de Vascular que dispone de un equipo de Rayos X especial. La paciente es ingresada el mismo día del procedimiento, y una vez en la sala de Radiología Vascular, se le coge una vena en el brazo por donde se le irán suministrando los sedantes y analgésicos que sean necesarios. También se le coloca una sonda en la vejiga, para que se vaya eliminando el contraste que se va introduciendo y no interfiera en la visualización del radiólogo mientras está realizando la intervención. Aunque este procedimiento se realiza sin anestesia general, siempre hay un anestesista presente que es el que va controlando los medicamentos que vaya necesitando la paciente. Catéter en la arteria uterina derecha. Se introduce contraste por el catéter y se delimitan dos miomas de gran tamaño.
La intervención se lleva a cabo, a través de la ingle por donde pasa una arteria llamada femoral común. Después de desinfectar la zona con un antiséptico, se inyecta un anestésico local con una aguja muy fina. Al cabo de un minuto, la piel está anestesiada y se procede a pinchar la arteria con una aguja más gruesa. Una vez dentro de la arteria, se introduce un tubo muy fino de plástico (catéter), y se va navegando hasta llegar a las arterias que llevan la sangre al útero y a los miomas.
Todo esto se hace guiándose a través de una televisión conectada al equipo de Rayos X. Una vez con el catéter en su sitio, se introducen unas partículas de muy pequeño tamaño, que van cerrando las arterias que alimentan a los miomas. Terminado el procedimiento, se quita el catéter y se hace una compresión local con la mano, igual que se hace cuando se aplica una inyección a la vena. Después de esta compresión, la paciente es llevada a su cuarto, donde deberá permanecer ingresada durante unas 18-24 horas. Durante ese periodo, ya podrá comer, leer y ver televisión. Después de dormir una noche en la clínica, al despertar por la mañana, en general la paciente ya se encuentra en condiciones de ser dada de alta. Anestesia y tratamiento del dolor La embolización se realiza con anestesia local en el lugar donde se introduce el catéter.
En la mayoría de las pacientes, en las horas siguientes al procedimiento, e incluso en los primeros días después de ser dadas de alta, sufren dolores cólicos en el bajo vientre, semejante a los dolores de la menstruación. Esto es debido al súbito corte en el abastecimiento sanguíneo de los miomas.
- Complicaciones. La embolización es un procedimiento mínimamente invasivo, pero aun así sujeto a algunas complicaciones: Hematoma en la ingle, en el sitio de la punción, que no suele requerir ningún tratamiento y desaparece en unos días. Como consecuencia de la embolización, en las 48 horas siguientes la paciente suele presentar malestar y dolor en el bajo vientre, a veces acompañado de fiebre (síndrome postembolización). Normalmente cede con tratamiento médico, pero a veces persisten días o incluso semanas después del procedimiento, y excepcionalmente pueden requerir intervención quirúrgica para quitar el útero.
- ¿Qué éxito tiene la embolización? Ha quedado demostrado en diferentes estudios que la embolización de miomas uterinos es una buena alternativa a otro tipo de tratamientos más agresivos y con más complicaciones como es la histerectomía. Se está viendo que esta nueva técnica se está implantando cada vez más en los países de nuestro entorno por los siguientes motivos: El 87-90% de las mujeres embolizadas cesan de sangrar y les desaparecen los otros síntomas acompañantes, como dolor, sensación de opresión. Las pacientes se recuperan pronto y pueden reanudar sus actividades diarias en un mínimo de tiempo. En una única sesión se pueden tratar todos los miomas a la vez.
La embolización se considera un tratamiento poco traumático ya que no se pierde el útero. La embolización de miomas uterinos no impide que la paciente se someta después a otras intervenciones, en caso de que la embolización no resuelva los problemas (5-10% de los casos).
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