Madrid (España).-
La contaminación del aire se asocia con un
mayor riesgo de ingresos hospitalarios por diferentes trastornos neurológicos, incluida la
enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Son los datos de un
estudio a largo plazo llevado a cabo en más de 63 millones de adultos mayores estadounidenses,
dirigido por investigadores en la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard.
El trabajo es el primer análisis a nivel nacional del vínculo entre la contaminación por partículas finas (PM2.5) y las enfermedades neurodegenerativas en EE.UU. y contiene una cantidad de datos incomparable en comparación con cualquier estudio anterior sobre la contaminación del aire y los trastornos neurológicos.
Los investigadores analizaron durante 17 años (2000-2016) los datos de ingresos hospitalarios de 63.038.019 beneficiarios de Medicare en EEUU. Los investigadores relacionaron estos datos con concentraciones estimadas de PM2.5 en función de su código postal.
Teniendo en cuenta los posibles factores de confusión como el nivel socioeconómico, lo científicos encontraron que, por cada aumento de 5 microgramos por metro cúbico de aire (μg / m3) en las concentraciones anuales de PM2.5, había un incremento del 13% en el riesgo de ingresos hospitalarios para la enfermedad de Parkinson y para el alzhéimer y demencias relacionadas.
Este riesgo se mantuvo elevado incluso por debajo de los niveles supuestamente seguros de exposición a PM2.5, que, según los estándares actuales de la Agencia de Protección Ambiental de EEUU., es de una media anual de 12 μg / m3 o menos.
Las mujeres, los blancos y las poblaciones urbanas eran particularmente susceptibles, encontró el estudio. El riesgo más alto de ingresos hospitalarios por primera vez por enfermedad de Parkinson se detectó entre adultos mayores en el noreste de EEUU.; en el caso de alzhéimer y demencias relacionadas, los adultos mayores en el Medio Oeste tenían el mayor riesgo.
"Nuestro estudio muestra que los estándares actuales no protegen lo suficiente a la población estadounidense que envejece, lo que destaca la necesidad de estándares y políticas más estrictas que ayuden a reducir aún más las concentraciones de PM2.5 y mejorar la calidad del aire en general", concluye Antonella Zanobetti, investigadora principal y coautora principal del estudio.