Los padres tienen unas funciones en el cuidado y la educación de sus hijos; y los abuelos, otras muy diferentes. Aclarar las de cada cual es vital para que todo funcione de maravilla.
Los abuelos son un pilar fundamental de las familias actuales. El trabajo fuera de casa de ambos progenitores y la situación económica ha provocado que estos pasen mayor tiempo con sus nietos, interviniendo de forma activa en su educación, cuidado y desarrollo. Pero la figura del abuelo es diferente a la de los padres. Y aunque la llegada de niños pequeños a la familia pueda renovar su ilusión, ellos no deben asumir responsabilidades que no les competen. Por eso, uno de sus retos es saber hasta qué punto pueden involucrarse en la crianza de los nietos sin crear un conflicto entre padres y abuelos.
- Claves para conseguirlo
1 No critiques ni juzgues. Los abuelos deben respetar el derecho de los padres a la hora de elegir la forma de educar a los pequeños.
2 Sé flexible. Los abuelos deben informarse sobre la mejor manera de llevar a cabo su tarea y la de los padres, para poder dar opiniones constructivas a sus hijos.
3 Sé positivo y felicita a tus hijos. Ser padres resulta agobiante en muchos momentos, por eso los abuelos deben apoyar a sus hijos y felicitarlos por el buen trabajo que hacen.
4 Sé específico. Las conductas aceptables e inaceptables de los niños pueden diferir entre los abuelos y los padres. Si los primeros consideran que cuando los nietos estén con ellos deben seguir sus normas, se lo deben decir a sus hijos. En otras ocasiones tendrán que ceder.
5 Antepón la seguridad de los niños. Aunque los abuelos deben respetar siempre la autoridad paterna, deben asegurarse de que los niños no son maltratados ni están descuidados. En estas situaciones, se debe consultar con los servicios sociales.
6 No los eduques ni los malcríes. Los abuelos pueden mimar y conceder algunos caprichos, pero sin sobrepasar los límites ni malcriarlos, y buscando siempre el equilibrio y el acuerdo con los padres.
- El arte de ser abuelos
A ser abuelo también se aprende. Y no hace falta que sea a base de los propios errores. Las experiencias ajenas también sirven.