Ciudad de Buenos Aires (Argentina).- En un contexto informativo atravesado por Internet y las redes sociales, con frecuencia se busca sin asesoramiento información sobre salud, y las dificultades para lograr un embarazo no son la excepción. No obstante, desde la Asociación Civil Concebir remarcaron que no todo lo que circula es confiable y, justamente, acceder a conceptos claros, precisos y certeros ayuda enormemente a manejar la ansiedad, las expectativas y a sobrellevar mejor el proceso de la búsqueda del hijo. Este fue uno de los temas abordados en las 23º Jornadas Concebir, un evento abierto a la comunidad que tuvo lugar el 16 de noviembre, adonde referentes expusieron sobre muchos aspectos vinculados a la salud reproductiva.
“El manejo de las emociones es un punto crítico en el camino que recorren las personas a las que les cuesta concebir un hijo. Todavía hay mitos que erradicar y falta información, lo que hace que se desatiendan cuestiones esenciales como, por ejemplo, saber que la edad es uno de los factores más determinantes de las posibilidades de lograr un embarazo. Además, ante la realización de tratamientos, sin información clara, se pueden generar expectativas desmedidas y después la realidad puede ser dura”, explicó Gisela de Antón, presidente de la Asociación Concebir.
Al respecto, Stella Lancuba, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR), sostuvo que estudios recientes de la Universidad de California muestran que "el 56% de las mujeres y el 32% de los hombres que hacen un tratamiento de fertilidad desarrollan depresión o angustia. En tanto, el 66% de los pacientes, de ambos sexos, presentan elevados niveles de ansiedad”.
“Los sentimientos ante las dificultades para lograr un embarazo son similares -cuando un tratamiento fracasa- a la angustia, la depresión o el estrés que provoca el cáncer. Los pacientes son muy ansiosos en los tratamientos y el 93% que experimenta ansiedad no retiene las consignas y, en ocasiones, no cumple las pautas terapéuticas. Hoy sabemos que 1 de cada 3 pacientes en tratamiento de fertilidad asistida lo abandona por el estrés y la congoja emocional que éste le produce”, agregó la especialista.
“La información clara y una buena relación con el equipo médico, encabezado por el especialista en fertilidad, ayuda a manejar las emociones y a avanzar en los tratamientos. También colabora con acortar la brecha que existe muchas veces entre las expectativas de los pacientes y la realidad”, subrayó de Antón. “Existe un amplio desconocimiento del potencial reproductivo y de lo que implica la reserva ovárica femenina en relación al resultado de un tratamiento. Muchos pacientes llegan tarde al consultorio, a los 38 ó 40 años, cuando la función reproductiva de la mujer ya decreció significativamente. Entre los varones también hay mitos, a veces no tienen conciencia del impacto que algunas patologías pueden tener en el espermatozoide”, reconoció Lancuba.
Para De Antón, “aún faltan campañas de prevención tanto para hombres como para mujeres. Todavía es difícil que el ginecólogo derive a la paciente a un especialista en salud reproductiva cuando esta lleva un tiempo buscando el embarazo o que en los chequeos anuales se pidan exámenes para conocer el estado de la fertilidad, tanto femenina como masculina”, sostuvo.
“Los óvulos tienen una fecha de vencimiento, hay que concientizar sobre esto, tener relaciones protegidas y seguras con métodos anticonceptivos para evitar infecciones, realizar los controles ginecológicos periódicos, cuidarse con el ejercicio físico y la alimentación. Hoy existe además una herramienta que es la posibilidad de preservar los ovocitos, congelándolos a edades más tempranas para usarlos luego. Lo importante es informarse siempre”, enumeró Lancuba.
Contar con información clara también es importante para el futuro de los nacidos por técnicas de fertilización asistida. Antón señaló que todavía falta avanzar sobre el registro de los datos de donantes de óvulos o esperma: “trabajamos mucho con quienes recurren a la donación de gametas para que tengan clara la necesidad de que sus hijos el día de mañana puedan saber quién fue el donante. Si bien es anónimo para los padres, que no lo sea para los hijos, pero todavía no existe en nuestro país un registro”, puntualizó.
Gestación por sustitución
Ambas referentes se pronunciaron acerca de la novela “Pequeña Victoria”, de Telefé, adonde se aborda el tema de la gestación por sustitución. Para Lancuba, “es positivo que la ficción visibilice el tema y ponga la discusión a nivel social. Esto, que se produce con bastante frecuencia en los medios nacionales e internacionales, tiene un riesgo, que es -en muchos casos- la superficialidad del tratamiento del tema. En ese sentido, y para dar un ejemplo, en dicha novela se relaciona a los donantes con “madre” y “padre” y ello es lo más lejano a la realidad. No es apropiado para los pacientes incorporar fantasías que luego perjudiquen sus decisiones presentes o futuras”.
Gisela de Antón también admitió los beneficios de darle visibilidad a la problemática de la fertilidad en una novela con mucho impacto, pero remarcó que la tira muestra algo confusos los roles de la gestante y de quienes tuvieron la voluntad procreacional de tener un hijo. “No está bien retratado y esto puede paralizar a quienes necesitaban recurrir a esa técnica”, sostuvo.
Según informó Lancuba, en el país no hay un registro oficial de gestación por sustitución, pero sí 32 casos reportados de permisos judiciales previos a la subrogación. “La gestación por sustitución tiene varias indicaciones, básicamente el factor uterino, por causas de congénitas o adquiridas, puede ser por ausencia de útero y por cirugías por patologías en la cuales el útero ha sido afectado. Otra indicación es cuando por alguna patología está contraindicada la gestación. También recurren a esta técnica las parejas igualitarias”, manifestó.
Las distintas técnicas
En Argentina se realizan alrededor de 21 mil ciclos de fertilización asistida por año. Entre los tratamientos más comunes están la fertilización in vitro convencional, que consiste en la fecundación del óvulo por el espermatozoide de manera extra corpórea, y una segunda técnica denominada ICSI, en la que a los espermatozoides, en vez de colocarlos al lado del óvulo, se lo coloca dentro de éste para facilitar el desarrollo embrionario.
Las indicaciones de la fertilización in vitro en general son las alteraciones de la trompa, la endometriosis, los fracasos de inseminación con y sin donante o algunos factores inmunológicos. En tanto, la indicación del ICSI principalmente son las alteraciones de los espermatozoides o las fallas de fertilización previa.
Por otra parte, según señaló Lancuba, un 20% de los tratamientos que se hacen en el país es mediante la donación de óvulos. “Hay unos 3 mil tratamientos anuales en el país por ovodonación. Las tasas de embarazo para FIV e ICSI están en un 40% con óvulos propios en mujeres menores de 35 años y para ovodonación la tasa de embarazo por ciclo está en un 40-50%. Para esta última técnica, se usan óvulos donados de mujeres menores de 35 años, por eso la tasa de embarazo se incrementa”, concluyó.