Ciudad de Buenos Aires (Argentina).- El Síndrome de Burnout, también conocido como "Síndrome del Quemado", afecta a más del 30% de los médicos del país y es muy común entre quienes tienen profesiones que trabajan "las 24 horas".
El concepto de agotamiento, un término originario de los EE.UU. los 1970s (Freudenberger, 1974; Maslach, 1976) ha sido definido por Maslach y Jackson (1981) como "un síndrome de agotamiento emocional, depersonalización y baja realización personal que puede ocurrir entre individuos que hacen trabajo en condiciones exigentes y estresantes que superan la capacidad de sus estrategias de afrontamiento y sus expectativas a veces con ideas frustrantes y poco realistas". Estudios recientes reconocen que este síndrome puede ser el resultado de la interacción entre diferentes factores personales y profesionales.
La dimensión del agotamiento emocional ha sido mencionada como el núcleo del burnout. Ciertos factores individuales y de nivel organizacional, como el compromiso con el trabajo, el afrontamiento adaptativo y las relaciones interpersonales, se asocian con el burnout médico.
Según explicó Francisco Appiani, médico psiquiatra de la 4º Cátedra de Medicina del Hospital de Clínicas "se caracteriza por tres puntos: agotamiento emocional, despersonalización y sensación de fracaso con total pérdida de confianza en sí mismo”.
Es decir, el desgaste de trabajar en un contexto altamente exigente agota emocionalmente a las personas, que no solo se sienten faltos de energía sino que además se vuelven negativos, cínicos y pierden la capacidad de conectar empáticamente.
"Lo que ocurre en el burnout es que el trabajo fagocita la vida personal. Curiosamente a lo que podríamos esperar, de acuerdo con un estudio realizado por el Royal College del Reino Unido, los factores personales son causas en solo el 20% de los casos, el 80% es atribuido a problemas administrativos y a las actitudes agresivas que se observan en los pacientes o en sus familiares", afirmó Appiani.
En Holanda se hizo una encuesta a 1000 profesionales médicos en la que el 55% de los médicos holandeses decían trabajar bajo altos niveles de estrés, sin embargo de este 55% el 81% afirmaba tener un alto grado de satisfacción laboral, por lo que las tasas de burnout eran bajas.
Es decir, que no tiene que ver tanto con el nivel de estrés sino con la satisfacción que uno obtenga de su trabajo.
Los trabajadores de la salud son aquellos que están más expuestos al burnout, por estar permanentemente en contacto con el sufrimiento ajeno y la enfermedad, al mismo tiempo son quienes lidian con dificultades organizativas del sistema de salud.
En 2016, la Asociación Médica Americana realizó una estadística en la que ninguna especialidad evaluada está por debajo del 40% en los índices de burnout.
El primer lugar es para la emergentología, con el 70%, luego la medicina familiar y en tercer lugar quienes se dedican a la rehabilitación.
"Si bien puede ocurrirle a cualquier persona que se encuentre en estas situaciones de estrés, exigencia y desgaste emocional, está comprobado que es más frecuente en quienes denominamos "workoholics" (adictos al trabajo), personas con un alto sentido de responsabilidad, perfeccionistas y quienes no pueden o no saben delegar tareas, trabajar en equipo", puntualizó el médico.
Appiani afirmó que "hay distintas estrategias para abordarlo", por lo que sugirió "generar actividades recreativas o de relajación dentro del ámbito de trabajo".
"En lo personal, el individuo tiene que balancear su vida fuera del trabajo con su actividad profesional, dedicar tiempo a la familia y amigos, buscar contención y tener por lo menos dos semanas de descanso o vacaciones al año", remarcó.