Londres (R. Unido).- La muerte intrauterina es una experiencia especialmente traumática para los padres. Las parejas que la han sufrido presentan un aumento significativo del riesgo de sufrir otra en un embarazo posterior. Este es el resultado de un estudio escocés publicado en “The BMJ”.
Un grupo de investigadores de la University of Aberdeen realizó un metanálisis de trece estudios de cohortes y tres estudios de casos y controles de países con ingresos elevados tales como Australia, Escocia, Estados Unidos, Dinamarca, Israel, los Países Bajos, Noruega y Suecia.
Se definió como “muerte intrauterina” la muerte fetal después de las 20 semanas de gestación o un peso mínimo en el momento del nacimiento de 400 gramos.
Los investigadores analizaron los datos de 3,4 millones de mujeres. De ellas, el 99,3 % había tenido un parto con neonato vivo en el embarazo inicial y un 0,7 % había sufrido una muerte intrauterina. En el embarazo posterior sufrieron muerte intrauterina 14.283 mujeres: el 2,5 % de las mujeres que ya habían sufrido una muerte intrauterina en el primer embarazo y el 0,4 % de las que habían tenido un neonato vivo.
Después de realizar el ajuste por diversos factores de influencia, los investigadores hallaron que el riesgo de mortinatalidad era cuatro veces superior si en un embarazo anterior había muerto el feto. Los científicos recomendaron ofrecer a las mujeres con este tipo de antecedentes servicios de asesoramiento antes de un embarazo posterior, así como consejos sobre cómo cambiar los factores de su estilo de vida que podrían aumentar el riesgo. Además de ello, debería vigilarse más estrechamente el segundo embarazo.