La vida está formada por sucesivas vivencias. Algunas felices, otras difíciles. Cada instante despierta emociones, sentimientos, sensaciones y, además, deja recuerdos. Rememorar las cosas que nos hacen sentir bien puede ser placentero y hasta terapéutico. Sin embargo, a veces quedamos aferrados al pasado, a personas, situaciones, relaciones, sentimientos y momentos dolorosos. Eso nos impide seguir adelante disfrutando de la vida. El tema es: ¿Cómo dejar atrás lo que ya no necesitamos?

Ø  Qué nos atrapa del pasado

•Una relación. Tener una personalidad dependiente (con él/ella), incluso aunque esa relación sea difícil o traumática. •Un modo de pensar. Con los años se forma una estructura mental, a veces irracional, que sostienen nuestras conductas. •Una adicción o un hábito no saludable. Ej. Mal manejo alimentario y sentirse incapaz de modificarlo, por falta de motivación o energía. •Emociones negativas que hacen sufrir sin necesidad (enojo, resentimiento, culpa). •Una autoimagen negativa de uno mismo. •Eventos y recuerdos del pasado que causan dolor. La persona se victimiza o se mantiene en una posición cómoda sin tener que enfrentar los cambios. •Cosas materiales. Dinero, propiedades, objetos.

Ø  Por qué no podemos despegarnos

•Por miedo al cambio y a lo desconocido. •No querer perder algo que nos gusta y nos causa placer. •Ser poco flexible. •Tener la sensación de control y poder. •Autoestima baja. •No ver la necesidad de cambiar

Mantenernos aferrados al pasado impide el cambio, el crecimiento, ser feliz y provoca sufrimiento innecesario

Ø  Claves para animarse

Nada es permanente, todo cambia. Ante este hecho tenemos dos opciones: fluir con los cambios o quedar atrapados en situaciones que nos impiden seguir disfrutando de la vida.

Para despegarse del pasado lo mejor es soltarse, dar vuelta la página y dejar ir aquello que no ayuda a crecer. Esto debe acompañarse de: •Aceptación de cosas que no se pueden cambiar, pero modificar nuestra actitud frente a la realidad. •Concentrarse en el aquí y ahora. Fijar a conciencia la atención en lo que hacemos en cada momento. •Decirse internamente o en voz alta “¡Basta!”. A veces funciona castañear los dedos, hacer palmas, inspirar profundo, expirar, para cambiar el foco de lo que está pensando. •Buscar otros intereses. Cada minuto es único e irrepetible, comprométase a vivirlo plenamente. No vale la pena preocuparse por lo que ya pasó, lo que pasará o lo que no podrá cambiar.

Modificar la forma de pensar puede llevarle varios intentos, pero la perseverancia lo guiará hacia el éxito

> Frente a una crisis (una discusión, una pérdida importante, un mal manejo alimentario), evalúe:

• Qué pasó (situación).

• Qué sintió (emoción).

• Qué hizo (actitud negativa).

• Qué podría haber hecho (actitud positiva).

Recuerde: En cuanto pueda reflexionar sobre estos aspectos habrá empezado a soltarse... y a vivir mejor. El pasado no nos condena si sabemos cómo desprendernos.

Hasta nuestro próximo encuentro...