Ciudad de Buenos Aires (Argentina).- La enfermedad vascular, suelen decir los cardiólogos, es una sola. Así, el deterioro del sistema circulatorio puede manifestarse por ejemplo a través del infarto de miocardio, de la enfermedad vascular periférica o, también, de la disfunción eréctil. De hecho, lo que distintos estudios coinciden en mostrar es que los problemas de erección de causa vascular suelen ser uno de los indicadores más tempranos de afección cardiovascular.
"Hay estudios que muestran que a los 5 años de recibir un diagnóstico de disfunción eréctil el 10% de los pacientes recibe un diagnóstico de hipertensión arterial o incluso de enfermedad coronaria", señaló el médico urólogo Adolfo Casabé.
Un estudio realizado en Estados Unidos sobre 10.000 varones de entre 35 y 50 años, que fueron seguidos durante siete años, halló que la disfunción eréctil precede en 4 o 5 años a la aparición de los problemas cardiovasculares.
- Riesgos en común
La disfunción eréctil comparte con los problemas cardiovasculares los mismos factores de riesgo: obesidad, colesterol elevado, hipertensión, sedentarismo, tabaquismo y diabetes. Todos esas condiciones que lesionan las arterias del corazón también tienen ese efecto en las arterias del pene.
De ahí que todo tratamiento contra la disfunción eréctil, afirmó Casabé, conlleve "el abordaje de los factores de riesgo que trae el paciente: corregir la diabetes, que baje de peso, que haga actividad física, que no fume, que controle su colesterol".
Como si fuera poco, los citados factores de riesgo cardíaco también minan la producción de la principal hormona masculina, la testosterona, cuya deficiencia se asocia también a la disfunción eréctil.
"La disfunción eréctil debe ser considerada un llamado de atención, que puede darle la oportunidad al paciente de hacerse un chequeo cardiológico que le permita el diagnóstico precoz de problemas coronarios", concluyó Casabé.
- Nuevas y mejores terapias
La revolución del tratamiento para la disfunción eréctil que supuso en 1998 el lanzamiento del Viagra no se ha agotado en el siempre vigente uso de la ya célebre pastillita azul, una solución para los problemas de buena parte de los más de 150 millones de varones que la padecen en todo el mundo. Los últimos años han sido testigos de la llegada de nuevas moléculas emparentadas (el vardenafilo y el tadalafilo) con el sildenafil -tal es el nombre real de la droga comercializada en Estados Unidos como Viagra y aquí, con decenas de nombres distintos-, de mejores tecnologías en implantes peneanos e incluso de tratamientos completamente distintos, como las ondas de choque de baja energía que desde hace poco se emplean en el país.
"Las ondas de choque constituyen un tratamiento absolutamente indoloro, que requiere unas cuatro sesiones de 20 minutos durante un mes, en las cuales se aplican en el pene ondas de choque similares a las que se emplean para disolver cálculos renales, pero de mucha menor intensidad, y que se ha observado que estimulan la formación de nuevos vasos sanguíneos", explicó el doctor Amado Bechara, jefe de Unidad de la División Urología del hospital Durand y director médico del Instituto Médico Especializado (IME), que tiene experiencia en el uso de las ondas de choque.
La necesidad de generar nuevos vasos sanguíneos en el pene de quienes padecen disfunción eréctil está dada porque, en la amplia mayoría de los casos, la causa de disfunción eréctil es vascular. "La hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol elevado y la enfermedad cardiovascular son los factores etiológicos que más comúnmente se encuentran detrás de la disfunción eréctil, y que tienen en común el daño del endotelio, que es la capa interna de las arterias del pene", agregó el doctor Adolfo Casabé, consultor de la Sociedad Argentina de Urología y encargado del sector de Medicina Sexual del hospital Durand.
"Este tratamiento es una alternativa para los pacientes que no responden al sildenafil o a las otras drogas, pero que no quieren pasar al siguiente tratamiento de la disfunción eréctil, que son las inyecciones intrapeneanas", comentó Bechara. "La tasa de eficacia ronda el 60%, lo que significa que el 60% de los pacientes tratados con ondas de choque va a poder responder adecuadamente a la terapia oral", completó Casabé, que agregó que los efectos del nuevo tratamiento se observan a los 45 a 60 días posteriores a su finalización.
El tratamiento desarrollado en Israel -y aprobado por las autoridades regulatorias de la Argentina y de 16 países europeos- no posee efectos adversos dscriptos.
A futuro, son de esperar innovadores tratamientos para este padecimiento masculino. Una reciente revisión publicada en la revista "Therapeutic Advances in Urology" menciona distintos dispositivos en experimentación, desde implantes peneanos que responden al calor y stents para arterias peneanas que liberan sildenafil hasta dispositivos que logran la erección por vibración.
"Hoy, el varón con disfunción eréctil que no vuelve a tener una erección es por una elección personal, no porque la medicina no le pueda dar una respuesta", concluyó Casabé.